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Entrevista. Abogado

"Hubo gente del régimen que hizo todo lo posible para el cambio en España"

"Estados Unidos, con la Guerra Fría, protege a Franco porque le interesa poner sus bases militares aqui", afirmó Eligio Hernández durante su conferencia de ayer

Eligio Hernández, ayer, en el Gabinete Literario. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cómo fueron los últimos años del franquismo en España?

Yo llegué a Madrid en el año 1971 para preparar mis oposiciones a la judicatura. En ese momento ya se empezaba a vislumbrar el final del régimen que concluyó definitivamente con la muerte de Franco el 20 de diciembre del 75. Viví los últimos cuatro años de la dictadura desde un balcón privilegiado y tuve un protagonismo directo en varios acontecimientos. Las tres instituciones sobre las que se sustentó el régimen fueron la Iglesia, la Judicatura y el Ejército.

¿Desde dónde se mostraron los primeros síntomas de cambio hacia esa apertura?

En el Ejército nace la Unión Militar Democrática (UMD) y empieza a centrar la base de la Transición. Pero la Iglesia fue la primera que empezó a abrir brecha. Yo pertenecía a las Hermandad Obrera de Acción Católica, éramos los cristianos progresistas y representábamos lo más avanzados en los social, mucho más que el Partido Comunista, pero era tolerado porque la Iglesia estaba detrás. Sin embargo, el Partido Comunista también penetró en la Iglesia y se acercó al cristianismo de base antes que el PSOE. Y de ahí surgieron los curas obreros como el padre García Llanos o Díaz de Alegría. Y empezó a nacer un movimiento obrerista con oposición al franquismo.

¿Tiene algún recuerdo especialmente intenso de aquello?

Recuerdo que hubo una reunión en el año 1972 en Madrid de 200 militantes de la Hermandad. Se trataba de discutir a qué partido político nos íbamos a afiliar los cristianos progresistas. Yo subí a la tarima y dije que no podíamos pertenecer al Partido Comunista porque era un régimen totalitario. Pero, luego, cuando termino, un compañero me confiesa que el 80 % de los que estaban ahí eran comunistas. Pero, claro, yo ya pertenecía al Partido Socialista, pero en la clandestinidad. No podía hacerlo oficial porque si no me habrían impedido presentarme a la judicatura

¿Cómo se produce el cambio desde el aspecto legal?

Hubo gente desde dentro del régimen que hizo todo lo posible para que se produjera ese cambio. Yo empiezo a preparar las oposiciones en Madrid con el Fiscal de Orden Público. Y, desde su difícil misión, este hombre hizo una gran labor para la apertura. Yo estaba enterado de lo que pasaba allí, porque este Tribunal de Orden Público era la caja de resonancia de todo. De pronto surge un movimiento de secretarios, jueces y fiscales que se llamó Justicia Democrática. Nos reuníamos clandestinamente y nos poníamos a estudiar el régimen franquista en su agonía. Este movimiento estaba liderado por dos personas muy capaces. Una era Fernando Ledesma, del PSOE, que luego fue ministro de Justicia y presidente del Consejo de Estado. Y Juan José Martínez Sato, fiscal que actualmente está jubilado en Málaga. Por la parte comunista estaba el fiscal Jesús Chamorro, que era muy inteligente y culto. Teníamos reuniones clandestinas. No hubo represión hacia ese movimiento porque era muy difícil perseguirlos por parte del régimen. Y la labor que hacía era muy positiva.

¿En qué consistía su trabajo más concretamente?

Por ejemplo, llevaban a gente detenida por delitos de asociación ilícita, reunión o manifestación o libertad de expresión que tenían que inhibirse al tribunal de orden público. Pues lo que hacían era que, al recibir al detenido, lo ponían en libertad y archivaban las diligencias. Había lazos de amistad entre gente del régimen y demócratas. Recuerdo que un día voy a la casa del fiscal de Orden Público y me abre la puerta Chamorro, que fue comunista de la rama estalinista, pero que estaba allí porque era amigo suyo. Por entonces yo también era director cultural del colegio La Salle, por donde pasaba mucha gente que me permitió comprobar cómo se estaba formando la Plataforma Democrática y el contubernio de Múnich.

¿Cómo funcionaba la administración de justicia durante los años del franquismo?

No tenía categoría de poder. La justicia del franquismo descansaba sobre la jurisdicción militar. Desde el instante en que el movimiento ganó la Guerra Civil, la jurisdicción militar estaba por encima de la ordinaria. Pero Franco no depuró a los magistrados, jueces y fiscales porque eran monárquicos. Y cualquier causa que tuviera que ver con la libertad política la conocía la jurisdicción militar que fue competente hasta marzo del 73, y fue la época de mayor represión.

¿No se produjo ningún cambio en ese sentido en los últimos momentos de la dictadura?

En el 73 España empieza a despegar por el turismo y crean el Tribunal de Orden Público para defender al régimen franquista. Le siguen privando a la jurisdicción ordinaria de estas causas. El régimen recurre a tres cuestiones para no permitir las libertades. Primero estaban los estados de excepción que derogaban el artículo 18 de inviolabilidad de domicilio, etc. Luego, la Ley de Orden Público que permitía detener a una persona sin pasar por el juez. Y, finalmente, la pena de multa que, si no se pagaban, producía una responsabilidad subsidiaria de prisión. Lo más revolucionario fue la reforma del Tribunal de lo Contencioso que controlaba a la administración, pero estaba vedado lo del gobierno. Por otro lado, en España ha habido dos leyes orgánicas del Poder Judicial. La primera es del 1970 y la segunda de 1995 que está vigente.

Usted estuvo presente durante un juicio el día del atentado contra Carrero Blanco.

Fue el juicio número 1001. Tuvo lugar el día 20 de noviembre de 1973. Yo estaba como acompañante del fiscal Eugenio Herrera que había estado trabajando para reducir las penas a varios líderes de Comisiones Obreras porque se habían reunido clandestinamente. Eugenio recibió una orden del Fiscal General de Estado de mantener las penas íntegramente. Él se rebeló como pudo, pero tuvo que obedecerlo. No recuerdo ver a un hombre sufrir tanto como él por tener que acatar esa orden.

¿Qué opina sobre el ex ministro de Franco Blas Pérez González y el monumento suyo que hay en La Palma?

Fue catedrático de Derecho civil muy brillante, pero también fue el arquitecto de la represión del régimen, ya que estaba al frente del Ministerio de la Gobernación en la época más dura. Me resulta increíble que, desde el partido comunista, que gobierna el ayuntamiento de Santa Cruz, me digan que mantienen el monumento "porque es palmero". Me pasó lo mismo cuando el otro día preguntaba a uno de Ezquerra Republicana de Cataluña, que siendo ellos de izquierda, cómo podían apoyar a un tipo como Mas que es el prototipo del liberalismo, el capitalismo y la corrupción. Pues bien, la respuesta de este diputado fue: "es que es catalán". Es impresionante que para la izquierda esta prevalezca lo identitario sobre las comisiones ideológicas. Es un disparate absoluto. Hasta el momento la única que parece consecuente es la CUP.

Creo que tuvo una anécdota sobre Blas Pérez al jurar el cargo de Fiscal General del Estado

Yo evoqué la figura de Franchy Roca que fue el primer Fiscal General del Estado canario de la República con una trayectoria impecable. Pero mi padrino, Félix Hernández Gil, que era del régimen, me decía que se me había acusado de una misión grave y que era no citar a la figura de Blas Pérez González. Fue el autor de la Ley de Responsabilidades Políticas, de Masonería y Comunismo, etc. Fue una pena que una cabeza tan privilegiada la empleara en esto. Y fue el brazo derecha represor de Franco durante 14 años. Franco le ofrece luego el Ministerio de Trabajo y él lo rechaza, por lo que lo manda vigilar. Es impresionante que sucediera esto con su mano derecha. Algo parecido a Martínez Fuset, que era el que le pasaba las causa, y también lo dejó en 1940, y Franco lo manda vigilar también. Es una incógnita por qué lo dejaron. Seguramente habían visto que este hombre era un criminal.

La cifra de víctimas por consejos de guerra tras la Guerra Civil alcanza los 130.000 muertos.

El problema es que la guerra continuó contra los vencidos, con gente hacinada en campos de concentración. Fue una guerra de exterminio contra todo lo que oliera a republicano y de izquierda. Preston habla de genocidio. Y luego estuvo la lucha de los maquis, que eran republicanos que en Francia lucharon contra los alemanes, y que luego vienen a España pensando que iban a derrocar a Franco con la ayuda de los países de occidente. Pero estos países apoyaron a Franco para luchar contra el comunismo. Sin olvidar que Inglaterra fue la promotora del Comité de No Intervención por el cual la República no recibía ayuda ni de Francia ni de Inglaterra. Lo mismo ocurriría en Estados Unidos con Roosevelt y Truman. Aunque Roosevelt se arrepintió luego de no haber ayudado a la República que fue abandonada a su suerte.

Negrín intentó mantener el gobierno republicano fuera.

Sí, pero sin el apoyo de las potencias occidentales no tenía posibilidades. Hay un libro de Ángel Viñas titulado La soledad de la República, que muestra cómo la abandonaron . La gente joven la critica porque no vivió aquello.

Las ansias independentistas de Cataluña ya se pusieron de manifiesto durante ese tiempo.

El mismo día que se proclama la República, el 14 de abril de 1931, ellos declaran la independencia. Y tuvieron que ir miembros del gobierno provisional a aplacarlos, a decir que iban a aprobar un estatuto de autonomía. Azaña se implica en este estatuto con su brillante inteligencia y se aprueba. Pero se demuestra que no era suficiente, porque en octubre del 34, aprovechando la revolución de Asturias de la izquierda, declaran nuevamente la independencia, y arman al pueblo de Cataluña con el resultado 70 muertos. El gobierno de la República declara el estado de guerra. Lluis Companys se rinde y son condenados a 30 años de reclusión. Disuelven la autonomía de Cataluña. Pero, posteriormente, el Frente Popular los indultó.

¿Fueron los catalanes los que traicionan a la República?

Sí, desgraciadamente, esos mismos que liberó, luego incautaron las fábricas de armamento, con lo cual Negrín no dispuso de defensas. Azaña decía que mientras durara Cataluña la guerra podía recuperar lo perdido porque estaba todo el armamento allí. Pero la traicionaron. Al final la República estaba luchando contra la sublevación militar franquista, los nazis, los fascistas italianos, y sin la colaboración ni de Francia ni de Inglaterra, ni de Estados Unidos. Y encima, desde dentro, la estaban traicionando. Era demasiado.

Lo cierto es que ninguna dictadura occidental ha durado los 40 años del franquismo.

Ninguna, porque Estados Unidos, con la Guerra Fría, protegió a Franco porque le interesaba poner sus bases militares aquí. Luego, Churchill era profundamente anticomunista, y confiaba en Franco que decía que él había hecho la guerra contra el comunismo, lo cual es mentira porque el comunismo con el Frente Popular tuvo tan solo 17 diputados. Realmente, ellos querían aprovecharse del dictador. Y como Inglaterra y Francia no ayudaban, la única que lo hizo fue la Rusia de Stalin. Y, por eso, un Partido Comunista que era pequeñito en principio se hizo fuerte porque tenía esa protección de la Unión Soviética. Pero fue una ayuda pagada. Al igual que Franco pagó a Alemania e Italia las armas que les cedió con las minas de mercurio.

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