Esta semana han celebrado el II Encuentro de Genealogía Gran Canaria con gran éxito de audiencia. ¿Cuáles son las claves de esta ciencia de la que todavía existe mucho desconocimiento?
La Genealogía es una ciencia poco conocida, pero tiene muchos adeptos y aficionados. Permite indagar en los ascendientes familiares de una persona, al mismo tiempo que se explora la situación social de cada época. No es exactamente una disciplina en la que haya muchos profesionales, casi todos somos aficionados que nos hemos ido implicando en esta labor, e incluso historiadores que se han valido de la Genealogía como apoyo a su investigación histórica, con lo cual no sólo sirve para la satisfacción del que la cultiva sino también para la investigación histórica y para muchas investigaciones en el campo de la medicina o la biología.
Usted inauguró este martes, 17 de noviembre, las jornadas con una ponencia sobre José Antonio Cebrián Latasa, ¿cuál ha sido la aportación de este historiador a la Genealogía?
El no era un genealogista, ni siquiera le interesaba, pero profundizó tanto en la historia de Canarias en los siglos XV y XVI, que reunió mucha información de los conquistadores de los primeros pobladores, de los habitantes de las Islas antes de la Conquista. Su obra, Ensayo Para Un Diccionario Biografico de Conquistadores de Canarias, publicada antes de su fallecimiento se ha convertido en un libro básico para los genealogistas. Sin embargo Cebrián Latasa no es muy conocido, por lo que el objetivo de la conferencia fue dar a conocer su figura, como investigador y como persona.
¿Es uno de los pioneros en Canarias en este campo?
No exactamente. Canarias es de los lugares de España donde ha habido un mayor interés por la genealogía. Desde el siglo XVI, en las crónicas antiguas de la Conquista se menciona el parentesco con los antiguos reyes, los guanartemes o los menceyes en Tenerife, y aparece la figura de Gonzalo Argote de Molina, un sevillano que se estableció en Canarias porque se casó con la hija del marqués de Lanzarote y vivió entre Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria. Fue una de las personas más cultas y uno de los más grande genealogistas europeos del siglo XVI, que reunió mucha información sobre las islas y en sus trabajos genealógicos menciona algunos datos de Canarias. En el siglo XVII está la figura de Juan Núñez de la Peña que escribe una historia de Canarias, la más importante antes de la gran obra de Viera donde da mucha información genealógica. Y en el tránsito del siglo XIX al XX, Francisco Fernández de Béthencourt, de Lanzarote, fue el genealogista europeo más importante de su momento. Sus obras, Nobiliario sobre las familias de Canarias, y la Historia genealógica y heráldica de la Monarquía española, están en las grandes bibliotecas y universidades europeas y americanas.
¿Por qué Canarias sobresale en el estudio de la Genealogía?
Hay una tradición grande en estudios genealógicos, y una de las cosas que más entusiasma es buscar entronques con la población canaria antes de la Conquista. A partir del siglo XVI, sobre todo con el concilio de Trento, cada vez que se bautizaba a un niño se ponía el nombre de los padres, de los abuelos y los padrinos, y lo mismo con los matrimonios. Afortunadamente, en Canarias se conserva gran parte de los archivos parroquiales antiguos, por lo que es relativamente fácil remontar una genealogía casi hasta la época de la Conquista, mientras que en otros lugares de España, por las guerras u otras razones, han desaparecido gran parte de esos archivos, fundamentales para conservar los documentos de nuestra historia.
La Genealogía siempre se ha asociado a las familias nobles. ¿Eso ha cambiado?
Completamente. Durante mucho tiempo, la consideración legal del noble era distinta del que no lo era, y era fundamental tener toda la documentación necesaria para que no se discutiera la condición de nobleza. En la Ilustración, Carlos III eliminó muchas de las distinciones, y en el siglo XIX desapareció casi por completo cualquier tipo de distinción legal, con lo cual la Genealogía empieza a tener otras utilidades prácticas, para reclamar herencias, establecer parentescos para sucesiones..., y sobre todo, para el interés personal para saber el origen de cada uno, su familia...Casi todos empiezan interesándose con sus propias familias y una vez que reúnen documentación ya se interesan por la Genealogía en general, teniendo en cuenta que en realidad todos somos parientes y todos tenemos nexos familiares cercanos o lejanos, conocidos o no.
¿Qué destacaría del II Encuentro de Genealogía Gran Canaria?
Desde la intervención del catedrático de Historia Moderna de la ULPGC Vicente Suárez Grimón, que tras estudiar la formación de los patrimonios, que en el antiguo régimen se concretaban en mayorazgos y en fundaciones, desarrolló un caso concreto, la historia de la familia Romero que tenía propiedades en Teror y Valleseco, y da una perspectiva general muy interesante del ascenso social de un grupo familiar. Entre los últimos descendientes conocidos de esa familia, estaba la famosa poetisa Agustina González Romero, conocida como La Perejila, y sus primos, también poetas, los Romero Palominos. José Luis Yánez, cronista de Teror, habló de varias familias de artesanos de Teror que durante generaciones se han ocupado de distintos oficios; y Juan Ramón García del Campo definió los conceptos de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria. Eugenio Egea, habló sobre un caso muy interesante, una información genealógica entre Gran Canaria y Lanzarote en el siglo XVIII, a través de un fraile de Guía que para entrar en la Inquisición aportó un expediente de limpieza de sangre, un documento de gran interés que define lo que es un árbol genealógico en Canarias en ese momento. Por último, Carlos Gabiño, presentó la genealogía de uno de los conquistadores de Tenerife, Rodrigo de Vargas, hasta el siglo XVIII y la línea que conserva el apellido Barrios hasta el siglo XX.
¿Qué cambios está experimentando esta disciplina?
Una de las cosas más importantes es que con las nuevas tecnologías, la información que antes se guardaba en un cajón o tenía un señor escrito en un cuaderno, ahora se puede compartir, muchos archivos se están poniendo en la red, y este tipo de encuentros facilita la comunicación entre los que cultivan esta disciplina.
