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Cuarenta años de la muerte del dictador

Lidia Falcón: "La mayor crueldad de la dictadura franquista se volcó sobre las mujeres"

La escritora y política militó en el Partido Comunista y vivió durante años en la clandestinidad bajo el franquismo. Fue perseguida, encarcelada y hasta torturada

La política y escritora madrileña Lidia Falcón. LA PROVINCIA / DLP

¿Recuerda cómo vivió la noticia de la muerte de Franco hace hoy 40 años?

Lo viví en la clandestinidad, porque yo estaba siendo procesada y acababa de salir de la cárcel, en junio de 1975. Por aquel entonces, yo tenía varios procesos encima y por eso estaba, precisamente, pendiente de la muerte del monstruo. Al final, todo lo que estábamos quienes estábamos en la clandestinidad sucedió después como, por ejemplo, con los asesinados de Atocha y otros acontecimientos terribles. Por eso, en aquel tiempo me escondí y estaba viviendo en un piso clandestino, a la espera de ver qué sucedía. Aquella madrugada me llamó una amiga y me dijo: "Ya ha muerto". Y cuando yo respondí: "¡Menos mal", ella me colgó rápidamente, porque temíamos que pudiesen conectar su llamada.

¿Cuáles fueron sus primeras sensaciones una vez confirmado su fallecimiento?

Recuerdo que no sé sabía qué iba a pasar y, aunque había movimientos importantes sociales, la Brigada Político-Social estaba continuamente detrás de nosotros. Además, los grandes partidos clandestinos pero muy importantes, como el Partido Comunista, no habían dado ninguna consigna, como tampoco lo hizo Comisiones Obreras, de manera que era una situación de impass verdaderamente horrible. Naturalmente, nosotros vivimos con miedo durante 40 años pero, si había unas organizaciones importantes políticas que habían agitado a toda la población durante todo el tiempo de la resistencia, en aquel momento clave tenían que haber tenido una consigna y actuar. Vamos, teníamos que haber salido a la calle y, probablemente, de ese modo, toda la historia de la Transición no habría sido la que fue.

¿Cuál es su valoración de la Transición española?

La Transición fue la gran traición. Es más, no hay que llamarla "transición" sino "traición". Lo que sucedió allí es que se pusieron de acuerdo los partidos dominantes o los que tenían el poder para asustar, acorralar, chantajear, dominar y comprar, sobre todo, al Partido Socialista y al Partido Comunista, con todas las clases obreras que llevaban detrás, y así se pactó todo lo que estamos viviendo. Así, 40 años después, podemos mirar atrás y decir que "de aquellos polvos, vienen estos lodos". El capital se hizo con todo el poder, que ya lo tenía, pero se hizo con más fuerza todavía. Al fin y al cabo, la Dictadura fascista, de alguna manera, establecía más límites con su política de autarquía. El resultado ha sido el imperio absoluto del capital; este invento de la Unión Europea no es más que para que los grandes capitales de todo tipo, desde la industria armamentística hasta el capital financiero, el capital industrial y las grandes mafias del tráfico de drogas y de personas, etcétera, se hayan hecho con todo el poder económico.

¿Cree que el escenario político y económico actual de España es consecuencia, en parte, de una Transición mal hecha?

Sólo hay que mirar la realidad. La cuestión más lamentable, que es realmente para hacernos llorar, tiene que ver con la realidad de los trabajadores: la situación de los trabajadores es mucho peor ahora, que bajo el franquismo. Las leyes laborales del franquismo, como la Ley de Contrato de Trabajo de 1944, garantizaban la protección individual del trabajador. Es cierto que esta ley establecía muchísimos controles y que, para empezar, estaban totalmente prohibidos los convenios colectivos, las relaciones sindicales o las manifestaciones, y que se perseguía y mataban a quien lo intentara. Sin embargo, por otra parte, se garantizaba la protección individual del trabajador. No se podía despedir al trabajador si estaba enfermo, así como tampoco a las mujeres embarazadas; los contratos laborales eran indefinidos, las condiciones para un despido eran duras, las indemnizaciones eran altas y los salarios de tramitación se pagaban. Y en cambio, 40 años después en plena democracia, esa palabra tan bonita con la que se nos llena tanto la boca, resulta que los trabajadores no tienen ni derechos, ni seguridad, ni indemnizaciones. Por el contrario, lo que tenemos es un paro espantoso.

¿Cómo vivieron las mujeres bajo la represión del Régimen franquista?

Las mujeres vivieron la Dictadura en las condiciones peores. Sobre ellas se volcó toda la crueldad del fascismo, en todos los sentidos; desde el personal hasta la legislación civil, la vida familiar, social y, por supuesto, apartadas totalmente de la política y los grandes centros culturales. Las mujeres estaban marginadas, reprimidas, despreciadas y humilladas. Ellas fueron las grandes perdedores de la Dictadura.

Usted sufrió las peores torturas bajo el Régimen franquista, ¿cómo se decidió a hacer públicos esos episodios?

Ahora ya me estoy recuperando, pero es verdad que tardé más de 40 años. Estuve en la cárcel en Madrid, por último, en 1974 y, a veces cuento que cuando mis hijos, siendo adolescentes, fueron a visitarme a la cárcel, donde estuve aislada unos 15 días, no fui capaz de contarles lo que me habían hecho, porque los hubiera destrozado. Les dije que todo había ido bien y, luego, fui al hospital, porque no podía aguantar el dolor de las torturas que sufrí. Las operaciones fueron posteriores y fueron muchas, porque como ya he contado en muchos medios, Billy El Niño incluso disfrutaba con la tortura. Pero entonces decidí enterrarlo, guardarlo en un cajón profundo de la cabeza. Hasta que un día, en Amnistía Internacional, me habían pedido que diese mi testimonio y me insistieron en que no me lo podía callar, porque eso únicamente beneficia a los verdugos. Así que lo hice público en un acto en 2014, porque eso no merece impunidad.

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