Un enorme lazo de color violeta, que presidía ayer el Parlamento de Canarias, escenificaba el silencio que se guardaba ayer en todos los rincones del Archipiélago para protestar y luchar contra la lacra de la violencia de género.

Un minuto de reflexión, que multiplicado por los centenares de lugares, organismos y entidades que se sumaron a la convocatoria de este a oeste en las ocho islas canarias, otorgaron sustancia y contenido a cada segundo de la jornada del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género.

Un recorrido que se iniciaba en Tenerife, en la sede de Teobaldo Power, donde los miembros del Parlamento y del Gobierno de Canarias, apostados en la cancela del edificio en un momento de receso del pleno convocado ayer para debatir el presupuesto, mantuvieron los 60 segundos de rigor contra una herida de la sociedad que en las islas recoge una media de dos víctimas al año.

En la principal sede de la autonomía también se abría una exposición de cartelería de las distintas campañas organizadas hasta hoy para la erradicación de la violencia de género, momento en el que la presidenta del Parlamento de Canarias, Carolina Darias expresaba que no se trataba de un problema ajeno, "a nuestras civilizadas fronteras de la Unión Europea", sino de "una pandemia geográfica y social de la que aún no conocemos las verdaderas proporciones".

A esa hora todos los cabildos salían a las puertas para replicar el acto. Lo hacían en El Hierro, donde la sede de la Corporación en Valverde quedaba tapizada con zapatos rojos, con la asistencia de representantes políticos y estudiantes del municipio. También en La Palma, con una concentración tanto en el Cabildo como en la Dirección de la Administración del Estado, así como en los tres institutos de la capital y en Escuela de Arte Manolo Blahnik, donde se procedió a la lectura de un manifiesto.

En La Gomera, isla en la que Rosa García, consejera de Política Sociocultural, apelaba durante el minuto de respeto ante el Cabildo a corregir las actitudes machistas "desde que nacemos", a la vez que se celebraban paradas de la actividad en Alajeró o en Valle de Gran Rey, entre otros puntos de la isla.

En Tenerife era donde cobraba especial protagonismo la Universidad de La Laguna, descrubriendo una placa en honor y recuerdo a Beatriz Sanfiel, alumna que en 2006 fue asesinada por su expareja. El rector de la ULL, Antonio Martinón, destacaba que Sanfiel será el "recordatorio permanente" de una lacra "no resuelta".

En Gran Canaria también sus 21 municipios cumplieron con su minuto y recurrieron como en Gáldar o Teror a colocar zapatos rojos; a organizar talleres formativos, como en Agüimes y Valleseco; o a emprender caminatas, como la primera edición que se celebró en Santa Lucía. Las imágenes de la participación se sucedían desde San Bartolomé de Tirajana, con la afluencia de dos centenares de personas, hasta la cumbre, con actos como el Gigantojuego, celebrado en el colegio de Artenara, para culminar con la gran marcha en la que participaron miles de personas desde Santa Ana a San Telmo.

En Lanzarote, además del minuto de silencio en la sede del Cabildo, el Módulo Insular de Servicios Sociales y en la Calle Real de Arrecife, se sucedían los actos en municipios como Tías y Teguise, donde alfombraban con zapatos rojos. El acto con más afluencia tuvo lugar por la tarde en la Calle Real de Arrecife con una marcha y la lectura del manifiesto estatal del 7 de noviembre en Madrid. A su vez se recitaron los nombres de las más de ochenta víctimas mortales y mujeres que han logrado salvar su vida tras ser golpeadas por hombres en el país.

Las presidentas de las asociaciones de mujeres Tiemar y Mararía, Vicenta Monje y Nieves Rosa Hernández, respectivamente, destacaron la importancia de iniciativas como la de ayer para concienciar de la necesidad de la prevención y la lucha contra el maltrato.

Y, en en la isla de Fuerteventura, la Corporación insular celebró un emotivo encuentro con sus trabajadores y los representantes de las fuerzas de seguridad del estado, con una lectura de un manifiesto en el salón de plenos donde se subrayó la necesidad de unión entre hombres y mujeres para erradicar una "violencia que avergüenza a todas las personas que creemos en una sociedad igualitaria, democrática y libre".