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Carcedo: "Muchos españoles ayudaron a los judíos a huir del Holocausto"

El periodista imparte una charla paralela a la muestra 'Ana Frank, una historia vigente' - Ha publicado dos investigaciones en torno al horror del régimen nazi

Carcedo: "Muchos españoles ayudaron a los judíos a huir del Holocausto"

El presidente de la Asociación de Periodistas Europeos, Diego Carcedo, reconocido periodista con una larga trayectoria vinculada a RTVE, ha dedicado los últimos años a investigar y recabar datos, historias y testimonios sobre el horror del Holocausto. Sus pesquisas le condujeron en dos periodos distintos a un episodio desconocido y algo esperanzador de la historia. "Las reacciones de los países alrededor del Tercer Reich fueron de una preocupante indiferencia, pero hubo muchos españoles que ayudaron a miles de judíos a huir del Holocausto", explicó Carcedo durante su ponencia El Holocausto, la mayor infamia, en la sede de la Fundación Mapfre Guanarteme.

El veterano periodista rescató estas historias ayer con motivo de la muestra paralela Ana Frank, una historia vigente, que acoge la Fundación Mapfre, si bien ya plasmó esta serie de investigaciones en dos ensayos: El español frente al Holocausto (2000) y Los españoles que plantaron cara al Holocausto (2011). En el primero, Carcedo recupera la historia de Ángel Sanz Briz, un diplomático español de la Embajada franquista destinado en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. "Precisamente, hace 15 días le han puesto una calle en Budapest en su homenaje, después de muchos años en el olvido", cuenta. "El número de judíos húngaros muertos en el Holocausto excede el medio millón de personas".

"Al ver la persecución a la que estaban siendo sometidos los judíos, Sanz Briz empezó a ayudarles a espaldas del Régimen y salvó a unos 5.300 judíos de ir a las cámaras de gas", revela. "Les daba salvoconductos o pasaportes españoles, alegando que eran gente sin residencia en España que estaban bajo la protección de la Embajada española". "Incluso, alquiló casas a las que puso la placa de la Embajada y la bandera española, donde ocultó a cientos de judíos durante meses".

Taxistas, guardias civiles, diplomáticos franquistas e, incluso, frailes, que desoyeron los imperativos de las doctrinas del franquismo y la Iglesia católica protagonizan los testimonios de la segunda publicación, que recibió el Premio Espasa de Ensayo 2011. "Le tengo cariño a la historia de las hermanas Touza, cantineras en la estación de tren de Ribadavia, en Galicia, que escondían allí a los judíos por la noche y, por la mañana, se compinchaban con los taxistas del pueblo para que bordearan la orilla del Miño hasta la frontera con Portugal, y que los judíos cruzaban para huir hacia América", relata. "O un fraile en el municipio de Jaca, que los ocultaba en la sacristía, detrás de las sotanas y los ornamentos religiosos". Sobre todo, destaca la historia del cónsul Aristides de Souza Mendes, aristócrata portugués, " que salvó a más de 30.000 refugiados firmando visados para que pudieran escapar de Francia cuando fue invadida por los nazis". "Son historias en la que cada uno se valió de los diferentes resortes que tenía en sus manos para salvar vidas, sabiendo que se jugaban la suya".

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