La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Enrique Domínguez.

"El número de españoles sin hogar aumentará los próximos diez años"

"Las familias se están erosionando tras años muy difíciles con sólo la pensión del abuelo", indica el responsable del programa de Personas sin Hogar de Cáritas Española

Rafa Domínguez. RAFA ARJONES

¿Cuál es la clave para que deje de haber personas sin techo en España?

Nosotros decimos que nadie sin hogar es posible porque creemos que con un compromiso común de administraciones, de medios de comunicación, de ciudadanía en general y de las propias personas sin hogar podemos conseguirlo.

Me imagino que los bancos también tienen un papel relevante a la hora de solucionar este problema.

Evidentemente, porque también forman parte de la sociedad. En España hay 3,5 millones de viviendas vacías que podrían utilizarse como vivienda social. También están los pisos de la Sareb, que podían ponerse a disposición de las personas que más los necesitan.

¿Y qué podemos hacer los ciudadanos para erradicar el problema de los sin techo?

En Cáritas nos gusta más hablar de personas sin hogar, porque estar sin hogar es más que estar sin techo. El componente de hogar tiene también unos vínculos personales, es un lugar en el que tienes la dignidad de ser persona, donde puedes ejercer tus derechos.... todo eso es más que tener un techo. Las personas de a pie podemos acompañar participando en asociaciones como Cáritas y convirtiéndonos en agentes de posibilidad. Debemos creerlo y desbancar el mito de que son personas que han llegado ahí porque algo habrán hecho. Hay que desmontar ese imaginario colectivo de que parece que no quieren salir de esa situación.

¿Es falso entonces que muchas de las personas que viven en la calle lo hacen porque quieren, que no acuden a los albergues por voluntad propia?

Eso es algo que funciona mucho en el subconsciente de la gente y nosotros siempre decimos lo mismo: "Pasa una noche en la calle para que veas lo que sienten estas personas". Seguramente sólo el hecho de ponerte en la piel de la otra persona te lleva a un cambio de mirada. Es muy injusto y un mecanismo de defensa el pensar que algo habrán hecho o que están ahí porque quieren. Pero la realidad es que hay miles de personas así y ya sólo una es un fracaso. Es una señal de que algo está pasando, algo no hacemos bien. Los albergues muchas veces son lugares difíciles, no están bien diseñados para las necesidades reales de las personas. Hay que hacer un esfuerzo para incorporarlas.

Con la crisis, ¿se ha agravado mucho este problema?

En esto intentamos ser prudentes, porque los fenómenos de exclusión son complejos y muy largos. La persona no llega a la calle de un día para otro, igual que no sale de la calle de un día para otro. Hay que hacer análisis pausados y con muchas referencias, porque las cifras de atención no dan un aumento, pero eso no quiere decir que no se hayan vulnerabilizado las situaciones vitales. Estamos en una crisis de modelo, de sistema, de una forma de estar en el mundo y legislar que no pone a la persona en el centro y eso hace que se estén fragilizando muchas situaciones que en 10 años podemos ver que han acabado en una situación de sin hogar. Porque si yo pierdo en estos momentos mi casa o el trabajo, seguramente tendré un vínculo, una familia y unos amigos que me puedan recoger. La situación que estamos viviendo ahora está precarizando más y fragilizando las existencias de las personas y sus vidas. Ahora no lo vemos pero habrá que esperar unos años más.

¿Entonces en una década asistiremos a un aumento de las personas sin hogar como consecuencia de esta crisis?

Claro. Se están fragilizando las redes de acogida, las familias. Esa capacidad que tienen de sostén y de haber recogido a muchas víctimas de la crisis está empezando a erosionarse. Las familias están empezando a sufrir después de tantos años sosteniendo con la pensión del abuelo o con la renta mínima del padre situaciones muy difíciles.

¿Cómo se sale de la calle?

Es una mezcla de muchos componentes. Tiene que haber una voluntad de la persona, pero también debe haber un componente importante de empoderamiento. La persona debe recuperar la dignidad acompañada en la medida que nosotros podemos desde Cáritas y otras entidades sociales. Tiene que ir de la mano de la propia persona, quien debe indicarnos y debe ser visible en sus propias potencialidades. Nuestro compromiso y reto es rascar ahí. Y la administración también tiene que facilitar el ejercicio de esos derechos básicos.

¿Cuál es el perfil de una persona sin hogar?

Nos gusta hablar poco de los perfiles para poder poner en valor los rostros, a las personas concretas. Aproximadamente en España hay entre 30.000 y 40.000 personas en esta situación, pero sólo el encuentro concreto con esos rostros nos va a dar un entendimiento, una visibilidad que no tenemos.

¿Para quién es más dura la calle, para un hombre o para una mujer?

Para cualquier persona. Este tipo de situaciones son un drama y un fracaso para la propia persona, para los que estamos cerca y para la sociedad en general. Si una persona no puede ejercer sus derechos básicos no deberíamos estar tranquilos pensando que podemos ejercer los nuestros. Cualquier persona que sufre una situación de sin hogar es un fracaso de toda la sociedad.

Compartir el artículo

stats