El interrogatorio al sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda previsto para hoy y en el que se prevén algunas admisiones por su parte, marcará la marcha del proceso que se celebra en el Vaticano contra cinco personas por filtración y publicación de documentos reservados, conocido como el Vatileaks2.

El sacerdote, de 54 años, secretario de la Cosea, la extinta comisión creada por el Papa para que estudiase los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede, es el principal acusado junto con la también exmiembro de este organismo, la italiana Francesca Chaouqui. Será el primero de los cinco imputados en este caso en ser interrogados y puede hacer cambiar completamente la marcha del proceso si se confirma su intención de revelar lo que ya ha puesto por escrito en una declaración depositada durante la fase de instrucción.

Un documento muy amplio escrito junto con su abogada de confianza, Antonia Zaccaria -no admitida al proceso por no pertenecer al foro de la Santa Sede- y que la letrada ha filtrado parte de su contenido a algunos medios de comunicación.Según esta declaración, Vallejo Balda admitiría la filtración de los documentos del Cosea y otros que manejaba. Los documentos habrían acabado en manos de los periodistas también imputados Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi y fueron publicados en dos libros Via Crucis y Avaricia, respectivamente.

En este nuevo caso Vatileaks2, en referencia al juicio en 2012 contra el mayordomo de Benedicto XVI Paolo Gabriele, aparece otra figura de la que nadie sabe nada: el quinto imputado, Nicola Maio, que trabajaba en la secretaria del Cosea, el único que siempre ha guardado silencio.

Mientras, el Vaticano se prepara para el Jubileo Extraordinario de la Misericordia convocado por el papa Francisco, un evento rodeado de fuertes medidas de seguridad que comenzará mañana martes con la apertura de la Puerta Santa. Será la ocasión idónea para que los católicos de todas partes del mundo abran "los ojos a las miserias del mundo", eviten el "cinismo que destruye" y la "indiferencia que humilla", y muestren misericordia con los más desfavorecidos.

Esa es la voluntad del papa Francisco, tal y como explicó en la bula de convocatoria que, compuesta por 25 puntos y titulada Misericordiae Vultus, establece las líneas que seguirá este Jubileo que concluirá el 20 de noviembre de 2016.

Ayer, Jorge Bergoglio deseó "una buena preparación" a los distintos peregrinos que ya se encuentran en Roma, pero también a los que llegarán a la capital italiana y a los que vivirán el Año Santo en sus países. El Jubileo comenzará mañana con el rito de la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, que solo se abre durante el periodo jubilar.

Será una ceremonia "muy simple", explicó recientemente el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, y a ella acudirán miles de peregrinos de todas partes del mundo y también se espera la presencia del papa emérito Benedicto XVI.

A las 9.30 locales (8.30 GMT), el papa cruzará el umbral de la Puerta Santa y se dirigirá, seguido de cardenales, obispos, religiosos y laicos, hacia la tumba del Apóstol San Pedro. Tras la eucaristía, el papa rezará el Ángelus y, por la tarde, acudirá a la Plaza de España, en el corazón de Roma, para presidir los actos de celebración de la Inmaculada Concepción.