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Yáñez-Barnuevo: "Hay gente interesada en mezclar la crisis de refugiados y el yihadismo"

"Hay que ser más ambiciosos y aprovechar la posición geoestratégica de Canarias en la UE", afirma el embajador de España

Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, durante su visita a Casa África. QUIQUE CURBELO

Hace 30 años España firmó el Tratado de Adhesión a la UE, usted vivió muy de cerca el inicio de ese momento histórico, ¿cómo lo recuerda?

Sí, eso me tocó. Estuve metido en todo eso porque era colaborador cercano, asesor diplomático del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, y la primera cosa que me encargó al llegar a La Moncloa en diciembre de 1982 fue diseñar un plan para acelerar todo el proceso de negociación de España con lo que entonces eran las Comunidades Europeas y luego se convirtieron en la Unión Europea. En eso estuvimos trabajando muy intensamente en aquellos años hasta lograr la firma del Tratado de Adhesión en junio de 1985 y la efectiva entrada de España en la Comunidad Europea el 1 de enero de 1986.

Fue justo tras el franquismo, ¿cómo se afrontó el proceso?

Había muchos españoles concienciados de ideales democráticos y una parte importantísima de ese proceso era también abrirse al exterior y participar plenamente en el proceso de integración europea. Efectivamente eso no se pudo hacer hasta que terminó la dictadura franquista. Con la transición, las primeras elecciones democráticas de 1977 y el primer Gobierno surgido de esos comicios, un gobierno de UCD lo primero que hizo fue presentar la candidatura de España al Consejo de Europa y a las Comunidades Europeas. En eso gozaron del apoyo activo de las demás fuerzas políticas.

¿Con qué escollos se encontró en la incorporación de España?

Dentro de la Comunidad Europea eran necesarios ajustes, concretamente en los recursos financieros comunitarios. Eso era un asunto fundamentalmente de Francia y Alemania y debían resolver ese problema para que pudiera producirse la ampliación en las condiciones en las que nosotros deseábamos. Luego había problemas por parte nuestra de ajuste de una economía que todavía era cerrada y retrasada en muchos aspectos y había que ir haciendo adaptaciones previas para lograr la adhesión y estar preparados para incorporar las reglamentaciones comunitarias. España mostró no sólo la voluntad, sino que tenía la capacidad para integrarse rápidamente en el funcionamiento de la Unión Europea.

¿Qué supuso para España la entrada en la UE?

Primordialmente la consolidación de un sistema democrático y que participamos dentro de un conjunto de pueblos democráticos avanzados. Supuso también un proceso de modernización de nuestra economía y de estructuras sociales y de todo tipo.

¿Y en qué ha beneficiado para Canarias formar parte de la Unión Europea?

En muchos aspectos. Es muy importante para una región ultraperiférica como Canarias estar en un ámbito como el europeo que indudablemente ha aportado muchas cosas, al tener en cuenta los problemas específicos de las Islas en temas como el transporte y con productos propios como el plátano. Más allá de eso, Canarias está en una posición óptima para convertirse en una plataforma tricontinental, que implique la vertiente europea, iberoamericana y africana. Todavía hay un campo enorme a desarrollar por ahí. Se han hecho cosas, pero podríamos ser todavía más ambiciosos y aprovechar más la posición geoestratégica de Canarias en la Unión Europea.

¿Alemania rige los destinos de Europa?

Se ha convertido en el país más poderoso dentro de la Unión Europea, sobre todo a partir de la reunificación de Alemania, un acontecimiento histórico y muy favorable porque supuso el final de la Guerra Fría. Además, no hay que olvidar que renunciaron al marco alemán para poder llegar a la creación del euro. Alemania tiene un papel muy importante, pero eso no quiere decir que sea el único país que dirige todo. La Unión Europea reúne una serie de socios, de equilibrios entre los estados miembros y es una labor colectiva pero es verdad siempre que es difícil que algo se pueda llevar adelante sobre todo en el ámbito económico si no se cuenta con Alemania.

¿España debería revisar su papel en el marco europeo?

Deberíamos ser un poco más proactivos. Estos 30 años ha habido momentos en que España ha sabido ser más proactiva en la presentación de propuestas e iniciativas positivas para el conjunto. Ahora hay una cierta actitud de estar un poco pasivo, a ver qué nos piden o a ver qué nos dan y eso no es una buena actitud, sino que hay que estar siempre muy presente y siempre dispuesto a presentar iniciativas y armar coaliciones.

¿Ve una Cataluña fuera de la Unión Europea?

No, estoy convencido de que no va a ser así, pero para eso tenemos que hacer un esfuerzo los españoles y catalanes para resolver los problemas con sensatez y diálogo. En las elecciones del 20 de diciembre se abrirá un tiempo nuevo que lo va a favorecer, pero hace falta que unos y otros se pongan a la tarea y huyan de prejuicios o de puntos de partida dogmáticos para dialogar de forma constructiva, como se hizo en la transición.

¿Europa está dando la respuesta adecuada al terrorismo yihadista?

Si estuviéramos dando una respuesta adecuada no se habría producido lo que ha ocurrido en París, por tanto hay que reflexionar seriamente, discutir, trabajar, cooperar, pero hacerlo unidos. Da la sensación de que todavía cada país va por su lado. Hay que tomar una dirección común porque tenemos el problema a las puertas y también dentro. Ya hay mucha cooperación policial y judicial, pero hace falta más, también en términos de integración y participación. Es un desafío vital para la Unión Europea.

¿Teme que Europa cierre las fronteras a refugiados sirios, iraquíes y afganos por la amenaza terrorista?

Son dos temas distintos, aunque hay gente interesada en mezclarlos. Este verano se han intensificado los desplazamientos de personas procedentes de Siria y de otros lugares de Oriente Medio, incluso de África Oriental, huyendo de conflictos, hambrunas o situaciones humanas dramáticas. Es verdad que en esos grupos numerosos de personas probablemente muchos son auténticos refugiados y también hay quienes buscan oportunidades como inmigrantes y quién sabe si, además, hay metido dentro de todo ese flujo de personas, algunas que se quieran infiltrar aprovechando esa circunstancia. Eso es una cuestión que tienen que ver los servicios de inmigración y de política y tiene que hacerse en coordinación entre los países europeos y con los países vecinos. Es fundamental no cerrar las fronteras, sino ordenar esos flujos y saber quién es quién para que Europa siga siendo un continente abierto, porque si no nos expondríamos a un serio retroceso en todo lo que hemos logrado.

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