La cumbre de del clima (COP21) de París daba anoche un paso adelante con un nuevo borrador de acuerdo que supone "un progreso" respecto al texto anterior, presentado 30 horas antes, dijo el presidente de la reunión, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius.

El presidente de la COP21 consideró que este debe ser el penúltimo documento antes de concretar el texto de un acuerdo global de lucha contra el cambio climático, que deberá de ser presentado hoy viernes.

Fabius dio dos horas a los negociadores para revisar el nuevo texto y convocó un plenario para que los representantes de los países aporten "soluciones" a los tres principales conflictos que se mantienen abiertos en el borrador: la ambición del acuerdo, la diferenciación entre países ricos y pobres y la financiación.

El nuevo documento contiene 27 páginas, dos menos que el anterior, de las que 12 pertenecen al acuerdo y 15 a la decisión que lo desarrolla, y muchos menos corchetes que el que fue presentado el lunes.

El objetivo del futuro pacto climático global será que la temperatura del planeta no aumente más de dos grados a finales de siglo respecto a niveles preindustriales, pero reconociendo que lo ideal sería un incremento de no más de 1,5.

El texto, más parecido en forma a un acuerdo legal internacional, aboga por lograr la neutralidad en emisiones (no emitir más de lo que el planeta pueda absorber) a lo largo de la segunda mitad de siglo.

Fabius pidió a los representantes de los países que "tengan el acuerdo final en mente" cuando revisen este último borrador y que su intervención en el plenario al filo de la medianoche eluda las críticas y se centre en "aportar soluciones" La previsión es que el nuevo texto siga negociándose y que hoy, a lo largo del día, se concrete en el acuerdo final.

La diferenciación de países resultó especialmente controvertido. Ya durante la tarde, Brasil advertía que el principio de "diferenciación" entre países desarrollados y en desarrollo, entre los que se incluye, "no es negociable" en el compromiso sobre el que se discute en la cumbre. "La diferenciación no es negociable, es una parte integral de la convención", subrayaba en conferencia de prensa Antonio Marconde, el embajador brasileño en la COP21. Marconde insistió en que la diferenciación es "muy importante" para su país y que "se debe mantener y preservar".

Argumentó que "tenemos que tener la garantía de que esta cuestión esté ahí para que los países en desarrollo puedan ser más ambiciosos" en la fijación de nuevos objetivos para la reducción de emisiones causantes del efecto invernadero.

Frente a los países ricos que señalan que en los últimos años ha cambiado el escenario en el mundo en desarrollo, con algunos emergentes que ya no pueden aspirar al mismo tratamiento diferenciado que los pobres, el embajador insistió en que Brasil sigue siendo un país en desarrollo. Para justificarlo, recordó que su país continúa afrontando retos en materia de reducción de la pobreza o en construcción de infraestructuras.

Negó que su país sea reticente a la idea de la llamada "coalición" de más de un centenar de países que pretenden que el compromiso de la COP21 debería fijar un objetivo de aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados para finales de siglo.

Explicó que "Brasil no es nunca reticente" y que examinan esa cuestión en profundidad. Pero también recordó que su posición es fijar en el acuerdo un objetivo de un calentamiento no superior a los dos grados, con un camino de progresión para limitarlo a menos de 1,5 grados, todo ello en un contexto de desarrollo sostenible y de lucha contra la pobreza.