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Entrevista a Adriana Ugarte

"El reto fue construir un personaje que se siente incómodo en su propia piel"

"Canarias ofrece muchísimas posibilidades para rodar todo tipo de películas", asegura la actriz

Adriana Ugarte, ayer en la terraza del AC Hotel Gran Canaria. ANDRÉS CRUZ

¿Cuál ha sido el principal reto de su personaje en Palmeras en la nieve

Construir a una mujer que se articulaba a partir del bloqueo y de la frustración. Siempre me había tocado interpretar personajes que se manejaban mejor con sus emociones o con sus propios complejos, con mucha más libertad, y no tenían tanto pudor a la hora de exteriorizar su vergüenza o su pasión o sus necesidades. Clarence es un personaje que se siente incómoda en su propia piel, y que se va a ir desnudando a lo largo de la película. Es un personaje al que el viaje a Guinea Ecuatorial le va a liberar en todos los sentidos, y que ella formula en un primer momento para responder a cuestiones familiares, pero al final tienen mucho más que ver con su propia evolución a nivel esencial, porque es un personaje que está mucho más atascado de lo que ella pensaba en un principio.

Tras rodar en Gran Canaria, ¿cómo valora el papel ascendente que está adquiriendo el Archipiélago en la industria del cine?

Canarias ofrece muchísimas posibilidades para rodar todo tipo de películas, ya no es sólo un terreno tan variado, sino que es muy puro y tiene una cosa muy salvaje, muy auténtica, te permite rodar desde la antigüedad porque tiene muchísimas zonas desérticas, hasta una película intimista entre las calles de Gran Canaria. Es muy rico, muy variado y además, las posibilidades que se ofrecen desde Canarias, con lo complicado que es rodar cine, van muy a favor de todo tipo de producción. Canarias es muy rico desde dentro y desde fuera.

¿Qué destacaría de esta película, una de las más ambiciosas del cine español en los últimos años?

Que retrata con fidelidad lo que pudieron sentir los españoles que tuvieron que viajar a Guinea Ecuatorial y renunciar a los momentos más felices de sus vidas, los que realmente tenían sentido vivir y a los que tuvieron que renunciar volviendo a España y rompiendo esas familias verdaderas y reales. Creo que ese espíritu de renuncia está plasmado de manera fidedigna.

¿Qué le ha aportado a nivel personal?

Ya sólo poder rodar en un lugar como Canarias, Huesca y Colombia, en estaciones del año tan dispares como un verano profundo o un invierno lleno de nieve, es una experiencia vital muy interesante. Poder rodar con una gran cantidad de figuración de Guinea Ecuatorial que tenían historias muy cercanas, y casi idénticas a las que se reflejan en la película, es un honor, es poder ver de verdad pasar delante de tus ojos la película que estás rodando, es muy inspirador.

¿Qué es lo que más valora de sus compañeros de reparto?

Haber podido conocer y trabajar con Petra Martínez, que me parece una de las mejores actrices que he conocido en mi vida y que existen en el mundo. Además, según he podido conocer en esa convivencia que hemos pasado juntas, creo que ha llegado a un punto de libertad y de sentido del humor a la hora de trabajar, que le permite llegar más allá de cualquier límite dramático que uno pueda imaginar, de lo que uno cree que es posible.

¿Alguna anécdota del rodaje?

Muchas y gratas, pero destacaría que soy muy comilona, y con vuestra gastronomía tan rica, tuve que contenerme porque en varios momentos me di atracones de papas arrugadas, que están muy buenas.

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