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Entrevista

José Ramón Alonso: "La universidad es el invento más exitoso de la historia"

"Le diría a Amancio Ortega: recupera el sistema industrial español; no compres zapatos en China"

José Ramón Alonso. NACHO OREJAS

¿Cómo funciona el cerebro?

Yo siempre digo que es la estructura más compleja del Universo. Hemos aprendido mucho sobre él y más en los últimos treinta años. Ahora tenemos unas posibilidades con las que antes no podíamos soñar. Pero seguimos teniendo muchas dificultades; no sabemos curar enfermedades como el Alzhéimer o el párkinson. En el cerebro están nuestro pasado, nuestros recuerdos, nuestra forma de ser, y también nuestro futuro. Es una herramienta maravillosa con una capacidad única.

¿El ser humano es cada vez más inteligente?

Cada nueva generación suma puntos en lo que conocemos como test de inteligencia. Es decir, que sí, somos más inteligentes. Tenemos dos evoluciones: una, la biológica, que va muy lenta, y otra, la cultural, que va exageradamente rápido.

¿Cómo es el cerebro de un genio?

No lo sabemos. Se estudió el de Einstein y nos encontramos con una sorpresa: las células gliliales, que siempre se pensaba que estaban ahí de relleno. Fue la única diferencia marcada que encontramos. De todas formas, es posible que el cerebro de un genio sea idéntico al de cualquier otra persona. Hay que tener en cuenta que el que es muy inteligente en una cosas, suele tener problemas en otros ámbitos.

¿Cómo responde el cerebro ante el miedo o el amor?

El miedo es un mecanismo de defensa. Nos hace estar en alerta, ponernos en tensión y ver que hay dos salidas básicas: luchar o huir. Y sabemos las zonas del cerebro que intervienen en cada proceso. Si hemos pasado por algo malo, el cerebro nos hace recordar esa experiencia para avisarnos de que estamos ante un riesgo. Y con respecto al amor es un tema que a mí me interesa y me divierte. Se pasan fases y la primera consiste en desconectar nuestro juicio. Probablemente porque cuando sentimos atracción por una persona nos cuesta mucho acercarnos, hay muchas posibilidades de hacer el ridículo y de obtener un rechazo. Sin embargo nuestro cerebro, que normalmente es muy analítico, desconecta para que lo intentes. A partir de ahí experimentamos otros cambios: el corazón nos late más deprisa y sentimos, como se suele decir, mariposas en el estómago. Todo eso lo produce el cerebro, que nos está animando a encontrar alguien con quien compartir la vida.

¿Todas las cosas que recordamos son importantes?

En verdad, no sabemos qué recordamos. Hay cosas curiosas como la amnesia infantil. Nuestros primeros recuerdos están entre los dos y los tres años. Antes, no nos acordamos de nada. Se piensa que es porque el cerebro está aún en formación. Luego, están también las memorias falsas. Hay mucha gente que está convencida de que sucedió algo y resulta que es falso. Se pueden implantar memorias falsas. Y si nos comparamos con las máquinas, lo importante no es nuestra capacidad de recordar, sino de olvidar. Hay cosas que se nos quedan grabadas en la mente y no sabemos por qué. Al igual que si te estimulan, recuerdas asuntos que no sabías que podías recordar. Y no sabemos si es que en esos momentos ciertas memorias despiertan o que estamos generando una especie de alucinación, un sueño.

¿Qué retos tiene la neurociencia ahora mismo?

Tiene muchos, pero para mí el más importante es el de las enfermedades neurodegenerativas. El número de personas afectadas por el Alzhéimer es ahora mismo de decenas de millones. También me interesa mucho el autismo. Hemos dicho cosas terribles, como que las madres no querían lo suficiente a sus hijos. Y ahora sabemos que eso es mentira y que la enfermedad se debe a un mal desarrollo fetal. En mi laboratorio trabajamos con células madre para intentar reparar células y hay resultados verdaderamente espectaculares. Pero vamos con mucha prudencia, porque no queremos vender humo a la gente. Ya nos pasó que lo que funcionaba en un ratón, luego no lo hacía en el cuerpo humano.

¿Qué papel cree que debe desempeñar la universidad en este escenario de crisis?

La universidad es el invento más exitoso de la historia. Hay un estudio que dice que desde 1521, cuando se dio la primera vuelta al mundo, se han mantenido hasta nuestros días ochenta instituciones con los mismo objetivos. Sesenta de ellas son universidades. Es decir, hemos sobrevivido a guerras, a la Inquisición... a todo. En estos momentos de paro, decimos todos los días que los jóvenes están saliendo de España. Y no nos damos cuenta de que esos jóvenes son contratados en Suecia, Inglaterra o cualquier otro país del mundo porque tienen un nivel de formación magnífico. El problema no está en la universidad, sino en que nuestro sistema laboral no crea puestos de trabajo al ritmo suficiente. Yo creo que las universidades lo están haciendo realmente bien. Pero hay mucho desánimo. Quien lleva toda la vida en la investigación, está viendo cómo ahora pierde financiación. Hay que hacer que las pequeñas y medianas empresas crezcan. A mí me llama la atención que las que tienen cinco empleados, no pasen a tener después de unos años cincuenta. Y eso es clave, en otros países sucede.

¿Cree que los empresarios tienen que hacer un esfuerzo para evitar que el talento español se esfume?

Los empresarios inteligentes saben que lo más importante que tienen son sus empleados. Un mal empresario es el que piensa que puede obtener los mismos resultados con el personal más barato. Y luego hay otras cosa: yo le preguntaría a Amancio Ortega cuáles son sus planes de futuro. ¿Dejar a su hija una fortuna inmensa? Hay que buscar un proyecto personal. Yo le diría a Amancio Ortega: recupera el sistema industrial español. No compréis los zapatos en China, compradlos en el Levante. Ahora podemos ser competitivos en diseño, en materiales y no tener por tanto gastos en transporte. Es una pena que se hayan barrido sectores, como el del juguete, el textil o el de los zapatos.

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