Raúl Afonso permanecía en la mañana de ayer en su pequeño despacho de las casas consistoriales de Moya. Frente a su ordenador, atendía las llamadas de los vecinos. Minutos antes, el sorteo del Gordo le había dado una pequeña alegría. El quinto premio recaía en el número 00.943, del que Afonso, teniente alcalde del ayuntamiento norteño, junto al profesor del colegio Nicolás Aguiar Jiménez de Santa María de Guía Ricardo Santana, tenía un décimo. "Viene bien para el viaje del próximo año", aseguraba el concejal, que se llevará la mitad de los 6.000 euros del premio.

El boleto lo vendió Nacho González, propietario de la administración 7 de oro. Allí, en un banco, Pepe, un señor mayor, decía que si él hubiese visto el 00.943 no lo hubiese comprado. "Es muy feo", alegaba. A escasos 50 metros de aquel lugar estaba el dueño de aquel número feo: el concejal Afonso.

En las oficinas, el edil explicaba que la casualidad hizo que compraran el billete. "Fue a última hora de ayer, Ricardo iba buscando un número concreto y nos dijeron que no lo tenían, que había uno con las tres últimas cifras", explica. Pero cuando el docente vio el número, pensó incluso en devolverlo. "Me dijo: 'Mira que número más feo me dieron'. Le dije que lo cogiera". La sorpresa llegó sobre las nueve y media de la mañana. "Me enteré por el Whatsapp, me preguntaron que si era el número que yo tenía y sí que era", decía.

Ya en la calle los transeúntes le felicitaban. "¿Adónde va?", le preguntó un obrero. "A seguir trabajando", contestó el dirigente local. "¡Págate un café al menos!", le espetó el trabajador. Y se metieron en la cafetería donde Afonso pagó la primera de las bebidas con las que celebró el pellizco que este año le regaló la Lotería de Navidad.