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Pequeños corazones viajeros

Los trece niños senegaleses operados de cardiopatías congénitas en el hospital Materno-Insular gracias al proyecto Cardiosen disfrutan de una nueva y saludable vida en las calles de Dakar

Samba Pene sostiene a la pequeña Saguinatou junto a parte de su familia, en su casa en las afueras de Dakar. JOSÉ NARANJO

Mohamed Fall es un pequeño terremoto de sólo tres años. En apenas quince minutos, sube y baja las escaleras como un rayo, se tira en plancha sobre la cama de sus padres y se sube al sillón para escalar por el armario. Al verlo, cuesta creer que hace menos de un año fuera un niño miedoso de todo que respiraba con dificultad y se cansaba al mínimo esfuerzo. Y es que había nacido con un defecto en el corazón, una cardiopatía congénita inoperable en Senegal. Gracias al proyecto Cardiosen puesto en marcha en 2010 y liderado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Mohamed pudo ser intervenido en el hospital Insular y hoy salta y corre como corresponde a su edad. Esta iniciativa ha dado una nueva oportunidad de vida a trece niños senegaleses en los últimos tres años.

"Todo empezó cuando tenía cuatro meses", asegura Khady Gueye, de 29 años, madre de Mohamed. Sentada en la cama de la habitación que comparte con su marido y sus dos hijos en el barrio de Parcelles Assainiés, inicia su relato. "Tenía una tos seca constante y problemas para respirar". Pensaron que era asma y comenzó el peregrinaje de médicos hasta que llegaron al hospital de Fann, en Dakar, donde le diagnosticaron una cardiopatía congénita. Ocho días ingresado, un tratamiento paliativo y de vuelta a casa. Sin embargo, meses después Mohamed sufría su primera crisis severa. "No se podía mover, estaba frío, apretaba mucho los dientes, le salía saliva de la boca y tenía espasmos. Me asusté tanto", asegura la madre.

El pasado 16 de abril, Mohamed embarcaba en un avión rumbo a Las Palmas. "Estaba muy contenta porque allí le podían curar de una vez por todas, pero aunque sabía que estaba en buenas manos la primera noche no pude dormir, lloraba por no poder estar con mi hijo", prosigue Khady. Con el paso de los días, se fue tranquilizando, a lo que contribuyó que pudo hablar casi a diario con los responsables de Cardiosen en Las Palmas. La operación en el Insular fue un éxito y un mes después, Mohamed regresaba curado de su mal y con una gran historia que contar. De hecho, "cuando ve un avión por el cielo le dice a su padre que le prepare la maleta, que Elena (Elena Lugli, técnico de la ULPGC que se encarga de ir a recoger a los niños a Senegal) viene a buscarlo", dice Khady con una sonrisa.

El proyecto, cuyo objetivo final es la creación de un departamento de cirugía cardiovascular pediátrica en Senegal mediante el traspaso de conocimientos y la dotación de recursos materiales, dio sus primeros pasos en 2010. Sin embargo hasta que este objetivo se alcance los niños senegaleses con cardiopatías congénitas son operados por misiones médicas europeas que viajan hasta este país africano o son trasladados a Europa para ser intervenidos. En este sentido, Las Palmas cuenta con ventajas indudables, la existencia de una unidad de cardiología infantil con la suficiente experiencia y capacidad para ser centro de referencia para África occidental y la proximidad geográfica.

En Keur Massar, en las afueras de Dakar, Aminata Ka, de cinco años, luce orgullosa su pequeña cicatriz en medio del pecho. Ella fue la primera en viajar hasta Gran Canaria dentro del proyecto Cardiosen, en 2013. "Desde que nació, no paraba de llorar", asegura su madre también llamada Aminata Ka, "le ponía toallas mojadas para que pudiera dormir, pero el pecho le ardía". La pequeña iba con retraso, no empezó a caminar hasta que tuvo dos años y medio, tosía todo el tiempo y se cansaba. Hasta que la enviaron a Las Palmas. "Yo sólo sabía que Canarias era el lugar donde llegaban los cayucos, debido a su enfermedad la niña tenía miedo de todo el mundo, pero acepté que la llevaran", dice la madre. Ahora Aminata juega y baila todo el tiempo y se acuerda aún de Elena, Diana y Bea. "No se va a olvidar nunca de las personas que le quitaron el dolor".

Siempre se ha pensado que las cardiopatías congénitas no son muy frecuentes en Senegal, pero la tasa de prevalencia está aumentando debido a una mejor detección gracias a la adquisición de nuevos medios materiales y al aumento de la formación del personal. Además hay ciertas condiciones que elevan el riesgo de que el niño nazca con un problema cardiaco: cuando al menos uno de los progenitores es de edad avanzada, anomalías cromosómicas vinculadas a la consanguinidad o infecciones durante el embarazo, como la rubeola. "Estamos evolucionando en cardiología pediátrica, los casos más simples podemos operarlos aquí, pero avanzamos lentamente", asegura la doctora Arame Diagne, cardióloga del hospital de Fann a cargo de la selección de los niños para este proyecto, "me gustaría que Cardiosen pudiera acoger más casos aún, tenemos una fuerte demanda, hay pequeños de otros países, como Malí, Guinea, Mauritania, que vienen aquí a tratarse".

Saguinatou Pene sólo tiene dos años. Apenas una semana después de nacer, su madre, Delia Kouta, de 41 años, se dio cuenta de que el bebé tenía problemas respiratorios y que el corazón le latía muy fuerte. "Pensé que podía ser asma", dice. Tras varias pruebas le detectaron la cardiopatía. "Cuando un médico te dice que el problema de tu hija sobrepasa sus posibilidades se te viene el mundo arriba", explica Samba Pene, el padre de la pequeña, "realmente pensé que se iba a morir". Hasta que llegaron al hospital de Fann y la doctora Arame Diagne incluyó a la niña en el proyecto Cardiosen.

En septiembre pasado, Sagui e Ibrahima Diallo, de 5 años, viajaron hasta Las Palmas. Les acompañaban, una vez más, Elena Lugli, en esta ocasión junto a Babacar Mbengue, informático de 29 años que se encarga de los trámites para facilitar el traslado de los niños. "Todo el proceso puede tardar un mes, hay que conseguir documentación, tramitar visados en el Consulado, obtener autorizaciones de padres, médicos, etc. Y luego, cuando llega Elena, tenemos que pasar tiempo con los niños, conocer sus hábitos, que se habitúen a ella. Piensa que van a pasar semanas sin sus padres y rodeados de blancos, algo nuevo para ellos", asegura Mbengue.

El 12 de octubre, Sagui regresó curada a su casa en el barrio de Camberene. "Es como si hubiera vuelto una niña distinta", asegura su padre, "está muy activa, juguetona, se pelea con su hermano Alassane porque tiene carácter, pero está hecha una auténtica humorista, nos reímos mucho con ella". Samba no encuentra las palabras para agradecer lo que han hecho por su hija, "pienso siempre en Daniel y Davi, que acogieron a mi pequeña, en los médicos y la gente de este proyecto que nos han devuelto la alegría de vivir, vemos a Sagui reír y jugar y puedo decir que no los vamos a olvidar jamás".

Pero los niños no son los únicos que viajan. Entre marzo y septiembre de 2015 la enfermera Lisa Thioune y el cardiólogo Dominique Bindia se trasladaron a Las Palmas para recibir una formación específica en el hospital Insular. "Me pareció un gran hospital, muy bien organizado, sobre todo el servicio de Hemodinámica que fue lo que yo conocí. La gente fue muy amable y nos ayudó a integrarnos, nos lo hicieron muy fácil", asegura Bindia. "Fue muy interesante y útil", remata Thioune, "nos ha permitido aprender de un servicio de Cardiología con un alto nivel técnico". Los conocimientos adquiridos por Dominique y Lisa no solo refuerzan el servicio de cardiología de Fann, en Dakar, en la especialidad de cardiología pediátrica sino que les permitirán, a su vez, formar a otros profesionales en Senegal.

Esta transferencia de conocimientos es, a juicio de José Regidor, rector de la ULPGC, uno de los aspectos más importantes de Cardiosen. "Creo que este es uno de los mejores ejemplos, tal vez el más espectacular, de cómo está trabajando la Universidad en cooperación. Hasta ahora hemos intervenido a 13 niños y es una enorme satisfacción que hayan vuelto a Dakar con los suyos, pero al tiempo se está trabajando en la formación técnica de médicos y enfermeras en Cardiología y, en particular, en cardiopatías infantiles con la colaboración del Servicio Canario de Salud. No debemos olvidar a África, un área poco atendida por la cooperación española, donde unos 16.000 niños mueren al día por causas corregibles como los problemas de salubridad, aguas, etc".

El éxito del equipo

Por su parte, Rosario Berriel, vicerrectora de Internacionalización y Cooperación de la ULPGC, cree que el éxito de Cardiosen, que ha contado con una financiación de 698.725 euros hasta 2015 y que espera ampliar su campo de acción a Cabo Verde, hay que agradecerlo a "todas aquellas personas que con su aliento y trabajo han hecho posible la realización de este proyecto, como el doctor Saúl García Mendieta, coordinador médico del proyecto por parte de la ULPGC, el doctor Ibrahima Bara Diop, jefe de Cardiología del hospital de Fann, el Complejo Insular Materno-Infantil de Gran Canaria y en concreto el doctor Jiménez, jefe de la Unidad de Hemodinámica y a su equipo, el doctor Villagrá, jefe de servicio de Cirugía Cardiovascular Infantil del Hospital Universitario de La Paz y su equipo, que dirigió las operaciones de los 13 niños y, finalmente, el cónsul de España en Senegal así como el Servicio de Protección y Prevención de Menores y la Oficina de Extranjería de la Subdelegación del Gobierno de Canarias, que acortaron los tiempos para la llegada de los menores a la Isla".

La madre de Aminata sueña con que un día ella llegue a ser médico, mientras Sagui sólo se preocupa por jugar y reír, Makhtar Diallo pinta garabatos en su pequeña pizarra e Ibrahima intenta imitar a Messi por las calles de Keur Massar, Maguette juega con neumáticos en Guediawaye, Yacine ya no teme a la gente, Mohamed pide más caramelos y Amadou quiere volver un día a la casa de José Jalo. Igual que ellos, Mariama, Fatnar, Mohamed Bodiane, Ndiaye Abdulaye y Mohamed Sakho todos niños a quienes el proyecto Cardiosen les ha permitido llevar una vida normal, como la del resto de sus amiguitos con los que ahora corretean por las calles de Dakar, y para quienes Las Palmas será siempre ese lugar donde lo difícil se convierte en posible y donde recibieron el don de una segunda oportunidad.

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