La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Juan Pablo López Mendía

"El yihadismo es una deformación del Islam con fines económicos"

"En Benín me encontré una realidad absolutamente desconocida para mí", cuenta el sacerdote y misionero

Juan Pablo López Mendía. L. BLANCO

Sin apenas tiempo para saludar a los presentes y sólo unos minutos después de llegar a España, el sacerdote Juan Pablo López imparte una charla a algunos colaboradores de la ONG Solidaridad con Benín de Noreña. No deja de dar agradecimientos. Este riojano, que lleva 20 años como misionero en el país africano, no oculta su orgullo por los avances conseguidos en una nación del llamado tercer mundo, como tampoco deja de compartir los méritos entre todos los que cada día hacen posible que muchas personas vayan accediendo a servicios tan básicos como el agua o la sanidad.

¿Cómo era Benín allá por 1996?

Me encontré una realidad absolutamente desconocida para mí. Mi intención era ir a América, pero me enviaron a África y allí encontré un mundo distinto. Los dos primeros años estuve tres cuartas partes del tiempo enfermo. Padecí paludismo, fiebres tifoideas y otras patologías, no sabía la lengua y aprendí que allí había que estar, mirar y callar.

¿Mereció la pena soportar tanta adversidad?

Fueron tiempos bonitos. El misionero tiene que padecer estas cosas. Hay que hacerse pequeño, aprender de la gente de allí y buscar la manera de caminar en la misma dirección.

¿Por dónde empezó cuando llegó?

Siempre se empezaba por los pozos de agua. Luego, gracias a la ayuda de Cáritas de Alemania comenzamos a crear embalses. Estos proporcionaban abastecimiento, pesca a través de la suelta de alevines y agricultura gracias a la humedad. Más tarde fuimos trabajando con las mujeres. Ellas son las que nos dicen cuáles son las necesidades que tienen cada final de año y lo tomamos como referencia para trabajar. Entre las prioridades estuvieron la de mejoras en la sanidad, sobre todo en los partos, pues había casos de muertes de mujeres al dar a luz por no recibir la atención pertinente y eso me ponía la carne de gallina. En los últimos años hemos dotado todos los poblados con espacios específicos para atender estos asuntos.

¿Qué progresos realizaron las mujeres de Benín en las dos últimas décadas?

Las mutilaciones de clítoris pasaron de ser generalizadas a desaparecer.

¿Fue fácil cambiar la mentalidad que había entonces?

La clave es insistir en hablar sin cansarse. La mutilación genital era considerado una fiesta, luego pasó a hacerse a escondidas y finalmente se erradicó. Con información descubrieron que de fiesta no tenía nada y que no tenía sentido lo que hacían.

¿Satisface ser testigo de excepción de esos avances?

Es una alegría muy grande porque es un trabajo conjunto de todos. Manos Unidas, Solidaridad con Benín, los misioneros, las mujeres, los jóvenes locales y todo en conjunto. La clave es que nadie deje de aportar. El todos a una es lo más importante y satisfactorio.

¿Cuáles son sus últimos proyectos?

Ahora estamos muy metidos en la instalación de la electricidad mediante la energía fotovoltaica porque creemos que es el futuro. El problema es que los proyectos de este tipo cuestan el doble que los de agua y sólo permite generar abastecimiento para las bombas del agua y un par de bombillas por vivienda.

¿Cuándo decidió hacerse misionero?

Es algo que no sé ni yo mismo. Algo tendría que ver mi tía monja, la hermana Blanca, que fue también misionera, y sobre todo la fe. No obstante, en cuanto a fe puedo decir que la gente de allí me da mil vueltas. En Benín la Iglesia es muy viva y entusiasta.

¿Qué piensa cuando le dicen que España está en crisis?

Que deberían pasar una temporada por Benín. Aquí tenemos un sanidad y una educación maravillosas, entre otras cosas. Cuando lo digo la gente lo reconoce. Aunque hay gente que en España lo pasa mal, no cabe comparación.

¿Se nota el avance del yihadismo en África?

Se ve mucho avance del Islam. No obstante, hay que diferenciar éste del yihadismo, que es una deformación del Islam por intereses económicos. Ya sea por conseguir el lago Chad, el coltán u otros minerales, el yihadismo siempre trae detrás alguna aspiración económica. Benín, como no hay recursos, es el país más pacífico de la región.

¿Y los servicios públicos?

No hay casi nada. Sólo el sistema de la vacunación es maravilloso. Se está tratando de crear sanidad gratuita hasta los cinco años y la generalización de la escolaridad, aunque queda mucho que avanzar.

Compartir el artículo

stats