Una investigación universitaria ha demostrado, a partir de una nueva técnica, que la mitad del azafrán etiquetado y exportado como español procede de otros países, aunque probablemente esté empaquetado en España.

En el estudio ha participado el investigador de la Universitat de València Josep Rubert, junto con científicos de la Universidad de Química y Tecnología de Praga (República Checa), que han demostrado, por medio de la huella digital química de cada tipo de azafrán, que más del 50 % de las muestras analizadas era fraudulenta.

El trabajo se ha basado en el análisis de 44 productos comerciales de azafrán, analizados para comprobar la veracidad de lo que ponía en su etiqueta.

Según Rubert, desde hace unos años los medios de comunicación vienen denunciado este fraude, pero hasta ahora apenas existían herramientas analíticas para detectarlo, así que se ha desarrollado una nueva estrategia de autenticación del azafrán basada en la metabolómica, la huella dactilar química de los alimentos, ha informado la universidad.

El estigma rojo de la flor del azafrán (Crocus sativus) es una de las especias más antiguas y caras del mundo, especialmente aquellas variedades reconocidas internacionalmente por su calidad, como el azafrán cultivado en España, lo que ha favorecido la actividad fraudulenta de etiquetar como español un azafrán que no lo es.

La nueva técnica utilizada permite diferenciar tres tipos de azafranes: el certificado con la denominación de origen protegida (DOP) de La Mancha o Aragón, el cultivado y empaquetado en España (aunque no tenga DOP) y aquel etiquetado como azafrán español que, a pesar del nombre, es de origen desconocido aunque probablemente empaquetado aquí.

Los resultados de la investigación, que publica este mes la revista 'Food Chemistry', revelan que más del 50 % de las muestras era fraudulenta, ya que 26 etiquetadas como azafrán español no se han cultivado ni procesado en España.

"Muy probablemente se compra azafrán de peor calidad y a un precio mucho más bajo en otros países como Marruecos, Irán o India, y después se envasa y vende como español ese azafrán de origen desconocido, un fraude que juega con la confianza del consumidor", según el trabajo.

La técnica desarrollada por los científicos checos y españoles ha confirmado que los azafranes etiquetados con DOP de la Mancha (y Aragón) sí se cultivaron y procesaron en España, a diferencia de las muestras del azafrán español que tenían un metaboloma o conjunto de pequeñas moléculas completamente diferente.

Según los autores, el resultado de la técnica "es un modelo de excelente calidad que clasificó de forma correcta el 100 % de estas muestras y presenta para otras (aunque estén sin etiquetar y sean desconocidas) una capacidad de predicción superior al 85 %".

Han observado que la tecnología o procesado del azafrán desempeña un papel clave concretamente durante el secado, donde se forman productos de transformación de acuerdo con la temperatura a la que se realiza y vinculados al origen.

Datos del azafrán en España

En España se produce una media anual de 2.813 kg de azafrán y se exportan 35.978 kg, por lo que existe una diferencia de 33.165 kilos que proceden de otros países como Irán o Marruecos.

En las últimas décadas el azafrán de Castilla-La Mancha ha supuesto más de 97 % de la producción nacional, que presenta un "desfase enorme" respecto a las exportaciones de este producto.

Según el gerente del Consejo Regulador de la DPO de la Mancha, Pedro M. Pérez, ese azafrán extranjero se trae a España y se etiqueta como "elaborado y envasado en España", por lo que no se indica su verdadero origen y el consumidor "no tiene la información suficiente para valorarlo".

Ha recordado que existe una legislación nacional desde 1999 y otra europea de 2011 sobre el correcto etiquetado de los productos alimentarios, pero los organismos competentes de las comunidades autónomas "no están cumpliendo de forma eficaz su cometido" para el caso del azafrán.