El maestro zapatero Manolo Blahnik ha enamorado a las 650 personas que asistieron el pasado viernes a una charla con motivo de la presentación de su libro Manolo Blahnik: Fleeting Gestures and Obsessions, pese a que ha dicho que no tiene ni idea de moda, y que ni le gusta ni sigue sus tendencias. Vestido con un impecable traje cruzado de color malva, camisa blanca y una pajarita de lazo de cuadros, calcetines de rayas en tonos lila y malva, y unos zapatos de ante tostados, su imagen de auténtico dandy, de hombre refinado, exquisito y educado, no ha dejado indiferente a nadie.

Aunque estaba invitado por el 080 Barcelona Fashion, no ha tenido reparos en decir que no ve pasarelas, y que no le interesan nada desde hace tiempo porque es "monótono" y cree que "habría que buscar una nueva forma de expresar lo que se tiene que vender".

"Lo de ahora -dice- es un sistema que está 'demodé', y es un espectáculo para entretener a gente simple que no tiene ilusión", y ha reconocido que le gustaría volver a los tiempos del prêt-à- porter, pero el mundo ha cambiado y ya no hay marcha atrás. En un encuentro con los medios de comunicación, previo al acto, ha contestado que la clave de su éxito es que ha seguido siempre su propio criterio, y "ha funcionado"; que su mayor inspiración han sido "el Escorial y el Prado, donde siempre vuelvo para hurgar ideas", y se ha definido "como un dibujante de zapatos que trabaja con mucha pasión".

Sus "manolos", como son conocido mundialmente sus zapatos, son un icono de moda y objeto de deseo de muchísimas mujeres, y han aparecido en series de televisión como Sexo en Nueva York y en muchas películas.

Blahnik ha confesado ser un cinéfilo casi obsesivo, y ha reconocido que viene a España a comprar películas, sobre todo de Constance Bennett. Lo que más le interesa es el cine mudo y el de transición del mudo al sonoro. De las actrices españolas le gustan Ángela Molina y Adriana Ugarte.

"Cerebro femenino"

Ha puntualizado, sin embargo, que le gustan mucho todas las mujeres "porque tengo una parte del cerebro femenino" y ha citado como ejemplo a Brigitte Bardot, "aunque desgraciadamente es francesa". También ha dicho ser un gran amante de la lectura, una afición que le inculcó su madre desde pequeño cuando les leía a él y a su hermana por las noches, y que el amor de su vida es El Príncipe de Lampedusa y la película El Gatopardo, que dice haber visto más de cincuenta veces.

Al hablar de la situación actual de la moda y el diseño cree que Europa vive un momento trágico porque China lo copia todo, y piensa que habrá que hacer algo; ha asegurado que no descartaría llegar a acuerdos con firmas de bajo coste si fuera él quien impusiera las condiciones a las marcas.

Poco nostálgico, dice que no quiere hacer un balance de su trayectoria, que vive el presente y el mañana, y que quiere que se le recuerde como "un hombre que hizo siempre lo que le dio la gana".

De los zapatos no ha hablado demasiado y solo ha dicho que si a una mujer le duelen los tacones es porque los zapatos que lleva están mal hechos, y que las mujeres nunca se deberían haber subido a las plataformas porque son anticuadas y deslucen.

En cuanto al hecho de poner tacones a los hombres ha comentado que no sería nada nuevo porque en la corte de España y de Francia ya los había, pero que prefiere a los hombres con un zapato anónimo pero con color, aunque no como los papales.

Sobre el hecho de que su zapatos se llamen "manolos" ha dicho con ironía que no le gusta demasiado porque parecen el nombre de un bar de toreros, pero ha reconocido que es todo un honor.

De los creadores actuales considera a John Galliano como "lo más genial y lo último que ha salido en el mundo de la moda" y, sobre la moda española, dice que "no le falta nada y que el talento está aquí". Y sobre los diseñadores españoles ha dicho que tiene pasión por Sibylla y por su antiguo trabajo, que "marcó una época interesantísima en España en moda". Respecto al momento que ahora se vive en España, este diseñador de madre canaria y padre checo dice que desde Londres, donde vive, no sigue nada, "porque cuando veo gente sucia de aspecto, no me interesa".

De quien sí ha hablado es de la Reina Letizia, que llevó unos "manolos" el día de su boda. "Es guapísima, hace un papel, y aprende una forma de vivir que no era la suya, y cada vez la veo mejor", ha apostillado.