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Entrevista a Alicia Giménez Bartlett

"La derecha nunca se ha caracterizado en este país por su amor a la escritura"

"Volver la vista atrás y ver que antes estabamos mejor no nos conviene a nadie", asegura la escritora y Premio Planeta

Alicia Giménez Bartlett. LP / DLP

¿Nos acostumbramos a todo, también a recibir premios?

No. Es una costumbre que no he adquirido aún. Estoy esperando a que me den cuatro o cinco más para estar más suelta.

Los galardones ayudan, no cabe duda, pero no garantizan lectores...

Es así. Los premios apuestan por una novela y destacan unos valores que parece tener, pero el lector, como siempre, es el que manda y se siente atraído o repelido por algunos temas. Y ése es el final de un libro: el lector.

¿No cree que la mayoría de los títulos que aparecen entre los más vendidos no poseen las cualidades de los que suelen ser premiados?

Es verdad. En general, veo las listas de los más vendidos y pienso que no me gustaría estar ahí. Ni de coña. Aunque a veces se puede producir que un libro tenga mucho tirón popular y al mismo tiempo posea calidad literaria. No es lo más habitual, pero sucede.

En esta novela destapa la crudeza de la crisis económica. El resultado es que, como señalan los informes, el cinco por ciento de los españoles más ricos posee mayor fortuna que todo el resto junto.

Se pensó en un momento que las diferencias sociales habían desaparecido, que la democratización iba a garantizar derechos y riqueza... Pero se ha visto que no es así. Se ha visto muy claramente con la crisis económica.

Si es una guerra entre ricos y pobres, están ganando los primeros.

Sí. Aunque quizá en este libro no ocurre tal cosa. No me quiero hacer destripe a mí misma, pero creo que aún hay modos en los que uno puede enfrentarse a esa mayoría avasalladora del dinero, el poder y la imposición.

El inconformismo en España se ha visto reflejado en parte en las urnas. ¿Cree que hay esperanza?

Sí. Cabe esa esperanza. No sé si habrá una revolución cruenta, como se llevaba antes. Pero la verdad es que la gente se está dando cuenta de estas barbaridades y está reaccionando. Además, en España somos escépticos y conformistas. La gente se conforma con poco: hay buen clima, amistad, familia y vino. Y parece que con eso podamos tirar para adelante. Pero creo que la gente se va dando cuenta de que estamos en una situación cada vez peor.

¿Qué opina de los dicen que España se rompe si se deja votar a Cataluña?

Es un asunto complejo. A veces he pensado que un referéndum sería positivo. Por otra parte, estas declaraciones unilaterales de independencia en el Congreso me fastidian mucho. Creo que no se ha llegado a ningún tipo de colmo como para hacer eso. Y no se ha entrado en el consenso en los habitantes de Cataluña para nada. Entonces todo acto así, para salir del paso, está condenado a fracasar. Además, creo que está montado sobre la nada. Me fastidia mucho esa tendencia a querer declarar la independencia por encima de todo y contra todo.

Se ha declarado socialista. Ante la encrucijada en la que está el PSOE, es de suponer que no le gustaría estar en el pellejo de Pedro Sánchez...

En el pellejo de Pedro Sánchez no me gustaría estar, pero sí junto a su pellejo, porque hay que reconocer que es un hombre que posee una belleza física. Además, me cae bien. Parece que se le ha vuelto todo en su contra. Y aunque quizá no sea un líder carismático, sin duda ninguna tie- ne fuerza y cuenta con sus partidarios. Creo que sería un buen presidente.

¿No tiene la sensación de que la cultura es la prostituta de los intereses políticos?

Sí. La derecha de este país nunca se ha caracterizado por su amor a la cultura, porque la cultura libera a la gente. Y las derechas no están muy dispuestas a eso. Y se ha visto con el gobierno del PP de los últimos años, con los recortes y los impuestos.

¿Considera que estamos hoy peor que hace 40 años?

Hombre, volver la vista atrás y pensar que antes estábamos mejor no nos conviene a nadie. En el mundo, no sólo en España, los trabajadores deberíamos dar otro golpe de mano y demostrar que aún tenemos algo que decir.

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