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Entrevista a Josefa Sánchez Doreste

"No poder ir a la universidad hizo que durante años fuera una joven depresiva"

"A partir de mi tesis han visto la necesidad de incluir el paralenguaje en los comentarios de texto", asegura la Doctora por la Universidad de Barcelona en Didáctica de la Lengua y la Literatura

Josefa Sánchez Doreste con la obra 'La Celestina'. JOSÉ CARLOS GUERRA

La historia de Josefa Sánchez Doreste es una historia de superación. Empezó a estudiar Magisterio a los 38 años, compaginando la carrera con la crianza de tres hijos, y tras diplomarse y empezar a ejercer como maestra, se licenció en Filología Hispánica (1993) y en Antropología Social y Cultural (2009). Hoy, con 73 años, es doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura por la Universidad de Barcelona, tras defender su tesis El paralenguaje en La Celestina, de forma sobresaliente el pasado 15 de enero.

¿Qué le llevó a comenzar su primera carrera a los 38 años?

Estudié en el Colegio Sagrado Corazón hasta el bachillerato y era muy buena estudiante, pero cuando terminé mi padre me dijo que hasta ahí llegaba, que me despidiera del colegio. No poder ir a la universidad hizo que yo fuera una persona depresiva durante dos o tres años, incluso mi madre hacía verdaderos esfuerzos por levantarme de la cama, mi respuesta era que para qué, para lo que hay que hacer. De mayor caí en la cuenta que ese malestar mío era una insatisfacción con mi vida, una frustración.

¿Qué hizo tras dejar atrás el colegio?

Mi padre me puso una profesora para enseñarme a bordar, saqué el título de corte y confección, me puso en manualidades, cocina..., en todo aquello que se suponía que era la vida de una mujer en aquella época. Luego me casé a los 22 años, un disparate porque era una niña, tuve tres hijos y cuando nació el último me pregunté, ¿qué ha sido mi vida? En ese momento me quité la venda de los ojos, pero tenía que ser madre, así que esperé hasta que los tres estaban en el colegio, hice el curso de acceso a la universidad y me matriculé en Magisterio. Dejaba a los niños a las 8.30 horas en el colegio y a las 9.00 empezaba yo en la Escuela de Magisterio. Tenía 38 años, y el convencimiento de que lo que quería era estudiar. Terminé la carrera en tres años, y por buenas notas pasé inmediatamente al cuerpo de maestros funcionarios sin tener que hacer una oposición y empecé a dar clase en Primaria.

Madre de tres hijos, ama de casa, maestra... ¿Cómo se compagina tanta responsabilidad?

Hacia de madre, lavaba, planchaba..., los fines de semana eran agotadores. Pero me gustaba estudiar y me matriculé en la UNED y saqué el título de Filología Hispánica. La Universidad a Distancia fue un descubrimiento magnífico porque me permitía organizar mi tiempo, y aprovechaba los veranos para estudiar lo que me iba a tocar al año siguiente, con los cual iba con dos meses de ventaja. Una vez que terminé hice los cursos de doctorado, la prueba de suficiencia investigadora en la Universidad de Las Palmas, y después me matriculé en Antropología Social y Cultural, en 2007, en la Universidad Católica de Murcia, que era semipresencial. Durante ese tiempo, al ser licenciada en Filología, daba clases de Lengua y Literatura en los institutos.

¿En qué momento se atreve con una tesis doctoral y por qué la temática de su investigación en torno al paralenguaje?

Desde el mismo momentos que empecé a trabajar como profesora de Lengua y Literatura en el instituto me doy cuenta de las carencias que hay en los comentarios de texto literarios. Empezamos a hablar de los distintos sistemas comunicativos, y no sólo analizamos el lenguaje, también el paralenguaje, el sonido de la voz. Me di cuenta que en los comentarios de texto solo se analizaba la parte lingüística pero no se atendía ni el paralenguaje ni los sistemas comunicativos no verbales como los movimientos , los gestos... El escritor lo pone en la obra pero cuando llegamos a la enseñanza lo dejamos fuera. Así surge mi tesis, mientras estudiaba Antropología Social y Cultural, que me ayudó muchísimo para la interpretación de todo el paralenguaje y la kinésica. El año pasado llegó la norma que nos obligaba a terminar las tesis antes de octubre y a correr se ha dicho, después de años de investigación la leí el 15 de enero en la Universidad de Barcelona.

¿Por qué eligió 'La Celestina' de Fernando de Rojas?

Es una obra de teatro pero es tan larga, de 21 actos, que es irrepresentable, con lo cual es un teatro para ser leído. No tiene acotaciones, y muchas cosas las interpretamos a través del diálogo del personaje y del contexto situacional, si vemos que un criado dice determinadas cosas delante de un señor interpretamos que no lo está oyendo con lo cual está murmurando y por ahí es por donde fui investigando, me pareció la obra más apropiada.

¿Qué novedades aporta este estudio a la ciencia?

Los tres miembros del tribunal coincidieron en que mi tesis, dirigida por los profesores Celia Romea Castro y Jaume Gaya Catasus, de la de la Universidad de Barcelona, abría un nuevo campo de investigación al que hay que darle difusión y empezar a incluir en la enseñanza de los comentarios de texto, porque eso va a ayudar al alumno a entender mejor el texto que está leyendo a interpretarlo, a sacar la idea que en ocasiones el autor da de forma solapada. A medida que el niño o el lector va cayendo en la cuenta de lo importante que son los gestos del personaje, el tono de voz que utiliza, los silencios que a veces valen más que mil palabras... entiende mejor el texto, que es a lo que se tiene que llegar.

¿Qué le ha supuesto alcanzar el título de doctora y cuál es su próxima meta?

Una satisfacción tremenda. Para mí los estudios eran una curiosidad, lo hacía por gusto, sin obligación y cada cosa era una satisfacción. Ahora estoy escribiendo dos artículos sobre la tesis para publicar en revistas científicas, además de dos adaptaciones literarias para la ESO que se publicarán en breve. Me encanta escribir, cuando me preguntan qué soy digo que escritora, y además, se me da bien investigar.

¿Qué cambiaría del sistema educativo español?

Empezamos a ponerle libros a los niños excesivamente pronto, cuando tendrían que aprender a leer y escribir con cuentos para hacerles grato el aprendizaje. El problema es que en los sistemas educativos no se cuenta con el profesorado que está en el aula, o con los recién jubilados, como es mi caso, que tengo una experiencia. Si ponemos a operar del corazón a un economista sabemos lo que va a ocurrir, pues bien, eso es lo que está pasando en la enseñanza.

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