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Saray Rodríguez regresa a la Escuela de Arquitectura con el apoyo de Ralons

La joven, con una discapacidad del 92%, dejó de asistir a clases en septiembre al perder la ayuda del Gobierno canario, que pagaba el sueldo de un acompañante

Saray Rodríguez ante la Escuela de Arquitectura de la ULPGC donde cursa sus estudios, al lado su silla de ruedas. Q. CURBELO

Saray Rodríguez Umpiérrez regresa este lunes a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas (ULPGC) para retomar sus estudios, gracias a la ayuda de la Fundación Ralons. La estudiante majorera de 24 años, con una discapacidad física del 92%, tuvo que dejar de asistir a clases desde el pasado mes de septiembre tras perder la ayuda del Gobierno de Canarias que pagaba el sueldo de una acompañante, imprescindible para atender sus necesidades en cada momento, debido a su máximo grado de dependencia.

La alumna, que está en el cuarto año de Arquitectura, recibió el pasado mes de diciembre la llamada personal de Miguel Ángel Ramírez para interesarse por su situación y comunicarle que la Fundación Ralons iba a estudiar su caso para ver la posibilidad de ofrecerle una ayuda. "Esta semana me llamaron de la Fundación para decirme que iban a costear el sueldo de una asistente para atenderme este semestre y me preguntaron si quería a alguien en concreto. Le di los datos de la chica que me acompañó el curso pasado, al momento le hicieron la entrevista, y la contrataron sobre la marcha", indicó Saray Rodríguez. "Hoy fui a hablar con los profes y ya el lunes me incorporo a clases", añadió con júbilo.

La asistente la llevará a la Universidad y la acompañará ocho horas, desde las 8.00 hasta las 16.00 h., y el resto del día será atendida por su pareja, Sergio Sosa, que actualmente estudia Ciencias del Mar.

La alumna de la ULPGC no puede disimular la alegría que siente por poder retomar sus estudios, gracias a la "buena voluntad" de una empresa privada, "que me ha hecho el mejor regalo del mundo". La retirada de la ayuda el pasado septiembre le ha supuesto perder todo el primer cuatrimestre. "No he podido hacer nada porque lo mío es muy práctico, así que lo que me espera ahora es tremendo, pero a mi estudiar no me asusta", afirmó.

No obstante, Saray Rodríguez hace hincapié en que no es la solución, ya que ésta pasa porque la Dirección General de Dependencia y Discapacidad de la Viceconsejería de Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno de Canarias le devuelva la ayuda para concluir con éxito sus estudios en los próximos cursos.

"Estoy supercontenta y alucinando de que alguien haga esto por mi, pero en todo momento lo he visto como un regalo, ni es la solución, ni lo hizo quien lo tenía que hacer que es Política Social".

Insiste en que hasta ahora sólo ha recibido el silencio como respuesta a sus demandas ante la Administración autónoma de Canarias, y que esa solución pasa porque "Política Social se comprometa a solventarlo definitivamente, no sólo por mi, sino por las personas que se puedan ver en mi situación, porque cada vez que haya un caso así, ¿va a haber un problema? Tienen que amparar a todas las personas que como yo quieren estudiar, pese a tener un alto grado de dependencia".

La joven Saray Rodríguez, que nació sin manos, sin uno de los brazos y el otro atrofiado, y con unas piernas también lisiadas que le impiden caminar con facilidad, siempre ha sido una luchadora. Además de contar con la ayuda de su familia, en especial de su madre, tiene un carácter positivo y una voluntad que le ha permitido salvar todas las barreras que desde que nació se han ido poniendo en su camino.

Siempre ha sido una buena estudiante. Desde muy pequeña aprendió a escribir, dibujar y pintar con la boca y con los pies, y esa pasión la llevó a trasladarse sola a Gran Canaria a los 18 años para estudiar Arquitectura en la Universidad de Las Palmas.

Ahora, a falta de un año y medio para concluir los estudios, se ha topado con una nueva barrera administrativa derivada de una laguna en la cartera de servicios de la Ley de Dependencia. De momento, la ha logrado esquivar gracias a una ayuda empresarial.

Dos caras de una moneda para las que tiene un mensaje. El primero, dirigido al empresario Miguel Ángel Ramírez: "Muchísimas gracias, me ha salvado la vida, ha sido un regalo único porque me va a permitir retomar mis estudios. Espero que esto sea un ejemplo y un paso más en la lucha de las necesidades que tenemos las personas con dependencia".

El segundo mensaje es más escueto y va dirigido a la Dirección General de Dependencia y Discapacidad de la Viceconsejería de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias: "No me rindo".

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