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Teatro 'Si la cosa funciona'

Dios es gay

La obra Si la cosa funciona, adaptación de la película homónima de Woody Allen, se desarrolla en un destartalado loft neoyorkino en el que como única decoración hay un póster de la película Ocho y medio de Federico Fellini pegado a una pared. Indudablemente se trata de una referencia a que ese largometraje es uno de los favoritos del director, tanto que fue la fuente de inspiración para su película Recuerdos, pero el póster está colocado al revés?

Con esa referencia cinéfila a la inversa, eran de esperar ocurrencias agudas como ver a Woody Allen aparecer al modo de un demiurgo creador de la realidad escénica, algo que Shakespeare hizo a través del personaje de Próspero en su obra teatral La tempestad.

José Luis Gil en su papel de misántropo neurótico e hipocondríaco, claro alter ego del cineasta, no solo encabeza el reparto, sino que lleva todo el peso de la obra hasta el punto que frente a él, el resto de personajes juegan un papel secundario. Por eso a pesar de que muchos diálogos de la película han sido convertidos en monólogos y varios personajes han sido suprimidos, con sus textos recitados por el protagonista, la obra no sólo mantiene su gracia, surgida de una extraña mezcla entre la comedia negra, existencial, ácida y romántica que sólo se le podía haber ocurrido a Woody Allen.

El guion ha sido endulzado ligeramente, eliminando agrios gags de certera crítica social, como cuando el protagonista decía que a pesar de que un hombre negro ha entrado en la Casa Blanca el resto sigue sin poder coger un taxi en Nueva York, pero ha conservado sus líneas más hilarantes como la que afirma que Dios es gay. Así que la cosa funciona, pero dulcificando el negrísimo humor del original.

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