Los dos científicos del proyecto Vulcano que han realizado las primeras expediciones del volcán submarino de El Hierro desde un submarino tripulado, han constatado que continúan las anomalías físico-químicas en el edificio volcánico aunque se trata de una fase normal del proceso volcánico, ahora en fase de desgasificación.

El científico titular del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Eugenio Fraile, que junto con la catedrática de Oceanografía química del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Magdalena Santana, han realizado las dos únicas inmersiones en el volcán submarino a bordo del submarino Jago, ha señalado a Efe que han podido comprobar en el lugar y de forma directa, lo que intuían que estaba ocurriendo y que habían reflejado en varias publicaciones científicas.

Esta primera expedición en un pequeño submarino tripulado, el Jago, se ha realizado gracias a la colaboración entre el Instituto Alemán Geomar, la Plataforma Oceánica de Canarias, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Instituto Español de Oceanografía a través del proyecto Vulcano, del que son participantes los dos investigadores.

Fraile explicó que en las dos inmersiones realizadas los días 12 y 13 de febrero, han explorado el volcán desde los 88 metros de profundidad, donde se sitúa la cima del cono, hasta los 220 metros.

El científico del IEO señaló que es la primera vez se realiza una observación in situ ya que, en los cuatro años de investigación de este volcán submarino se han utilizado otras técnicas pero ninguna tan directa, lo que constituye, dijo, "un hito" para la oceanografía española y para los resultados del proyecto Vulcano.

Magdalena Santana, acompañada del piloto del submarino, protagonizó el 12 de febrero la primera inmersión y la más larga de las 5 realizadas, con una duración total de 8 horas. La catedrática exploró la cima del volcán y una zona de altas anomalías físico-químicas que ya habían sido descritas y posteriormente realizó una exploración en dirección noroeste de aproximadamente 2 kilómetros.

Eugenio Fraile fue el encargado de realizar la segunda de las inmersiones en el volcán submarino el día 13 de febrero, siendo además, la segunda inmersión más larga con un total de 7 horas. Durante su inmersión pudo explorar tres áreas de interés localizadas previamente por el equipo Vulcano, dos áreas de fuertes anomalías físico-químicas con salida de fluidos hidrotermales a unos 127 metros de profundidad y otra área con altas concentraciones de óxidos de hierro a unos 220 metros de profundidad.

En ambas inmersiones, los investigadores de Vulcano pudieron tomar muestras de agua de las distintas zonas de interés, para analizar la temperatura, conductividad, pH, alcalinidad total, carbono inorgánico total y hierro biodisponible. Fraile destacó la importancia de los estudios previos realizados por los expertos de Vulcano, como el mapa de tres dimensiones de la zona, lo que ha permitido que el submarino tripulado se haya podido dirigir a las áreas concretas que los científicos querían observar.

Ahora se tiene la certeza de que existen anomalías físico-químicas en varias zonas del edificio volcánico, dijo el especialista, quién apuntó que han constatado que hay salida de fluidos hidrotermanales que se corresponden con esta fase del proceso volcánico. Explicó que se trata de una fase de desgasificación, en la que el volcán en lugar de emitir magma como en su inicio, emite calor y gases ligados al edificio volcánico. Esta fase, añadió el experto, puede durar décadas y como ejemplo citó las fumarolas que se observan todavía en algunos volcanes como el Teide.

Fraile señaló que también han comprobado que la fauna de la zona se está recuperando a una alta velocidad y que el mismo volcán que aniquiló hace cuatro años un alto porcentaje de la flora y la fauna, ha ayudado a regenerarlo por completo, actuando como fertilizador del ecosistema.

Respecto a las muestras recogidas, el científico del IEO indicó que precisan tiempo para analizarlas pero ya han comprado que las anomalías registradas son más altas que en las muestras recogidas con anterioridad, al estar más próximos a los focos de emisión.