La provocación y el espectáculo pierden cada año más protagonismo en Arco, pero la denuncia social y la política, aunque en esta edición parecerían más escasas a primera vista, mantienen un lugar en la feria, como también lo conservan algunas de las realidades internacionales actuales más trágicas, como la crisis de los refugiados y las fronteras. La galería alemana Kow (Berlín) se hace eco de ello a partir de la obra del artista Tobias Zielomny, que reflexiona sobre las fronteras, al igual que la galería Enrico Astuny, que acoge dos fotografías realizadas por Suzanne Lacy bajo el título Tattoed skeleton (2010), con las que denuncia la violencia de género. Por su parte, la galería española ADN apuesta por la obra de Nùria Gúell, quien ha enmarcado las cartas que ha enviado a la las autoridades para renunciar a la nacionalidad española, así como el contenido de la legislación que aborda este asunto, al que ha añadido acotaciones con las que reflexiona sobre el "secuestro" que se produce por parte del Estado cuando uno nace.