La muerte del progenitor de la tenista reabrió las heridas familiares, que se hicieron visibles en un forcejeo en el tanatorio entre su marido y su hermano Javier

La muerte del padre de Arantxa Sánchez Vicario, Emilio Sánchez, que ocurrió el pasado jueves a los 83 años ha reabierto las heridas existentes entre los componentes de la familia. Las rencillas culminaron ayer con la no asistencia al funeral de su padre de la tenista tras el lamentable episodio que tuvo lugar en el Tanatorio de Les Corts anteayer, en el que se personaron Arantxa Sánchez y su marido, Josep Santacana, pero fueron rechazados por los hermanos de ella y tuvieron que abandonar el recinto.

Según diferentes versiones, Javier Sánchez Vicario, hermano de Arantxa, intentó impedir la entrada de Santacana en la sala y se produjo un forcejeo entre ambos.

Por ese motivo, la madre de Arantxa, Marisa Sánchez, sufrió un desmayo y tuvo que ser atendida por una ambulancia, que se había trasladado hasta el Tanatorio. Los problemas judiciales entre Arantxa, que ahora vive con su familia en Miami, y sus padres parecía que se habían solucionado durante el pasado verano tras alcanzar un acuerdo extrajudicial y retirar una querella que había interpuesto contra ellos.