Cuestiones que pueden parecer aleatorias como el hecho del porqué del nombre 'bisiesto' son aspectos que aclara el antropólogo Manuel Mandianes.

En el calendario gregoriano, hecho por el papa Gregorio XIII, este día extra se colocó al final de mes, es decir, el 29 de febrero. Se sumó un día en febrero porque era una especie de amalgama de actos y fiestas en el que cabía lo bueno y malo.

El calendario romano no tenía día 29, sino 28 'bis'. Los días pares en Roma estaban dedicados a los espíritus malignos y los impares, a los buenos, según explica el experto.

Así que, si se añadía un día más -29, impar- y por tanto dedicado a los espíritus buenos, podrían ofenderse los malos y causar daños al Imperio. Así que decidieron hacer un 28 'bis' para no ofenderles", asegura Mandianes. Y de ahí la mala fama que arrastra ese día a lo largo de la historia.