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Entrevista a Ben Clark

"El amor es la expedición más arriesgada que existe"

"Esa idea del deber hacia una causa mayor que uno mismo es lo que me ha interesado de Shackleton", afirma el poeta y traductor

Ben Clark. J. A. RIERA

Las aventuras épicas y sentimentales de Sir Ernest Shackleton, capitán de la Expedición Imperial Transantártica (1914-1917), que no logró su objetivo de atravesar por tierra el continente antártico pero sí consiguió salvar a todos sus hombres de una muerte segura en uno de los lugares más hostiles del planeta, sirven a Ben Clark (Ibiza, 1984) para hablar del amor y la muerte en su poemario Los últimos perros de Shackleton (editorial Sloper).

El libro establece una conexión entre la odisea antártica de sir Ernest Shackleton y el amor. ¿Por qué ha hilado dos temas en apariencia tan diferentes?

Hilar dos cosas en apariencia poco relacionadas entre sí es el cometido de la poesía. Aquí hay una unión de dos cosas que no solo nos sorprende, sino que adquiere cierto sentido: una relación amorosa y una gran aventura que implica un esfuerzo sobrehumano como es cruzar en equipo la Antártida. La Expedición Imperial Antártica de Shackleton estaba cargada de riesgos pero en realidad el amor es la expedición más arriesgada que existe.

A lo largo de la historia ha habido grandes aventureros y conquistadores. ¿Por qué le fascina especialmente Shackleton?

Shackleton me interesa en parte por mis raíces anglosajonas. El espíritu de la expedición era muy británico, muy imperial, muy petulante... Una actitud que me interesa mucho desde el punto de vista de la historia. Shackleton pertenece a un tipo de hombre movido por este empeño de conquista y de orgullo británico, que no digo que sea necesariamente algo bueno, pero desde luego estaba presente en la expedición, y que es muy difícil que se repita. Ese empeño, esa necesidad de continuar, esa idea del honor y del deber hacia una causa mayor que uno mismo es lo que me ha interesado sobre todo de Shackleton.

La idea de los perros sacrificados en esa expedición, en concreto de los últimos perros

El sacrificio de los perros al que se vieron obligados los integrantes del equipo por orden del propio Shackleton es terrible. La expedición se había quedado atrapada en el hielo y se estableció una relación muy fuerte con los perros, que proporcionaban ya no solo fuerza bruta, sino compañía y entretenimiento. Esto es muy importante porque en un momento dado se quedaron varados y así pasaron semanas que se convirtieron en meses y no había ningún tipo de entretenimiento ni nada que hacer más allá de cuidar a los perros y entrenarlos. El momento de la decisión de sacrificar a los perros es durísimo para toda la expedición.

Ya no hay retorno posible.

No, ya no lo hay. Los últimos perros de Shackleton hace referencia a lo que yo he juzgado como el momento más difícil, en el que ya se ha sacrificado a la mayoría de perros y ya solo quedan unos cuantos. Es una forma de decir no hay vuelta atrás. No tiene sentido dejar unos pocos vivos y sacrificar a los demás, es una especie de todo o nada. Y esta es la metáfora que he encontrado con la ruptura amorosa que recorre todo el libro. Una parte del libro toca un tema muy relacionado con Shackleton, que es una infidelidad [estaba casado y tuvo varias amantes]. Una vez cometida ya no tiene vuelta atrás. Es el paralelismo que he visto entre el sacrificio de los perros, sacrificar este animal tan noble y tan cercano, con sacrificar la relación.

Si La Fiera

Es un homenaje a uno de los maestros que he tenido en la sombra. Creo que mi imagina- rio poético está configurado por mis lecturas pero también por mi afición desde muy pequeño, gracias a mis padres, a los documentales. Tengo muchísimas imágenes en la cabeza y muchísimos conceptos que no les debo tanto a las lecturas como a los documentales y, en concreto, a la forma en la que la imagen se convierte en palabra, que es al fin y al cabo lo que yo estoy intentado hacer. Eso ha sido a través de la locución y de la poesía, por qué no, de David Attenborough.

En el libro hay diversas referencias a documentales, pero no a documentales de mariposas y suricatos, sino de acci- dentes aéreos y fauna abisal, por ejemplo.

Este es un libro de poemas de amor, pero en todos los poemas de este libro y en otros míos hay un interés grande por la muerte. Me interesa, igual que a Werner Herzog, la parte más oscura de la naturaleza. En el libro hay un poema que habla de los pingüinos suicidas de Herzog, que sin explicación alguna abandonan la gran fila que va camino al mar y en solitario ponen de repente rumbo hacia la montaña, obviamente un destino nefasto para el pingüino. En el caso de las simas abisales me interesa porque es un lugar básicamente incompatible con la vida, un lugar de los más hostiles del planeta.

¿Y los accidentes aéreos?

En un plano más humano me interesa el tema del miedo recurrente de muchos de nosotros, que es un poco un cliché, al accidente de avión. El miedo a volar se transforma en un símbolo con el que hablo de la muerte y del miedo.

En un poema transciende incluso una cierta atracción o fascinación hacia el momento del impacto.

Sí, hay una cierta atracción, la misma que puede sentir uno al borde del precipicio. Es un poco duro decirlo, pero lo que plantea el poema es la hipótesis de un momento sublime. Es decir, el momento en que se asiste a algo realmente extraordinario. Es innegable que hay un instante brutal.

Lo demuestran los supervivientes de situaciones extre-mas como un accidente aéreo o una guerra. Han estado en una situación límite que no se ex- perimenta habitualmente en la vida.

Sí, lo que yo planteo por ejemplo con los accidentes de avión es el extremo, el instante sublime que en la mayoría de los casos no encuentra salvación, pero eso no quiere decir que no se haya experimentado. Un instante sublime también puede ser un instante terrorífico y un instante macabro. No deja de ser sublime.

No sé si coincidirá en ello pero la lectura del libro en su conjunto y de poemas en concreto como Revolución puede en- contrar conexiones con otro poemario suyo RevoluciónLos hijos de los hijos de la ira

Es un libro que contiene una combinación de amor con una preocupación social, en ese sen-tido sí que hay bastantes parale-lismos con el libro Los hijos de los hijos de la ira, pero en este último hay una búsqueda de dar voz a un sentimiento generacional que tiene que ver con la decepción ante la herencia recibida. En Los últimos perros... se trata más de una investigación de diferentes sentimientos amorosos pero desde hechos sociales, hechos que ocurren. En el poema que menciona hay una búsqueda del mensaje amoroso que puede haber detrás del florecer del almendro y todo esto entendido como un símbo- lo de la revolución de la primavera árabe de febrero de 2011. Son como diferentes planos: tene-mos la revolución de la primavera árabe, a su vez florece el almendro como símbolo de la revolución y, de fondo, en un tercer plano están el amor y el lugar que ocupa el amor dentro de todo este conglomerado.

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