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Entrevista a Jorge Robaina

"El Grupo de los Ocho' reivindicaba la libertad de componer por placer"

"Lo más bonito de los cuatro compositores es que, pese a ser tan diferentes, se apoyaban entre ellos", asegura el pianista

El pianista grancanario Jorge Robaina, ayer durante la entrevista. ANDRÉS CRUZ

¿Cómo surge la iniciativa de rescatar a cuatro compositores del Grupo de los Ocho en el doble álbum Grupo de los OchoEl piano olvidado

Este proyecto comenzó, en realidad, hace unos ocho años, en un ciclo de conciertos de la Residencia de Estudiantes de Madrid denominado El piano de la edad de plata, sobre compositores en activo en la Segunda República que, tras la Guerra Civil, acabaron en el exilio y hoy están, prácticamente, fuera de catálogo. Mis directrices fueron entonces centrarme en el Grupo de los Ocho y, en concreto, en sus compositores menos conocidos, Salvador Bacarisse, Julián Bautista, Gustavo Pittaluga y Juan José Mantecón, que son quienes componen este disco. Tras ese concierto, seguí ahondando en el repertorio por mi cuenta y lo incorporé a un programa casi idéntico al de El piano olvidado, que interpreté en Granada, Nueva York e, incluso, en Gran Canaria. Siempre que lo he interpretado ha gustado mucho y me han insistido en que lo grabe, porque es una música muy bonita y muy desconocida. Y el año pasado, el trío Arbós me sugirió el sello Ibs Classical, que está grabando discos de muy buena calidad. Su director, Paco Moya, dijo que sí al proyecto, y grabamos este doble disco el verano pasado en el Auditorio Manuel de Falla, en Granada, y en sala, de manera que tiene una acústica de concierto fantástica.

¿Cuál es el perfil común de estos compositores del Grupo de los Ocho

Lo más atractivo de este grupo es que los cuatro compositores son completamente diferentes. Una de las cosas más bonitas del Grupo de los ocho era que, como grupo, reivindicaban la libertad absoluta de cada uno de componer por placer y por pasárselo bien. Estas eran exactamente sus palabras. Ellos decían que había que tener una base musical y conocer todos los tratados de armonía y de composición, pero para luego hacer lo que te dé la gana. Entonces, cuando escuchas a los cuatro compositores, ves que no tienen nada que ver unos con otros. Aunque conocían las escuelas de Viena o de Francia y tenían una formación común, cada uno marca una línea propia. Todos tenían en Falla al gran modelo, pero ninguno quería hacer música nacionalista y se alejaban de esos parámetros. Y además, se respetaban unos a otros. A pesar de ser tan diferentes y de tener maneras de componer tan distintas, se apoyaban entre ellos y se programaban los unos a los otros. Y eso es, hoy en día, digno de admirar.

¿Y cuáles son las particularidades de los cuatro compositores de El piano olvidado

Bacarisse es quien tiene una producción más amplia y quien utiliza el piano de una manera mucho más virtuosa. En este disco incluyo sus 24 preludios para piano, que es una obra inmensa y muy difícil, que compuso imitando el modelo de Chopin, pasando por todas las tonalidades y tipos de técnicas de composición -fugados, espejos...-, casi como un catálogo de clases de composición. Sin embargo, nunca deja de ser personal; se nota que no es esos otros a los que está imitando. Luego, está Bautista, quien me parece el más inspirado de los compositores. Aunque tuvo mucha menos obra compositiva, Colores, que compuso en 1926 -y que incluyo en el disco- es maravillosa, por cómo representa los distintos colores, que son el blanco, el azul, el violeta, el negro, el rojo y el amarillo. Y luego, tenemos a los otros dos compositores, un poco menores. En el caso de Mantecón, el más teórico del grupo, escribió prácticamente esta obra que está en este disco y muy poco más. Sin embargo, esta obra tiene un encanto especial, porque tiene mucho humor. Se llama Circo y contiene La serenata del grillo, El oso triste y El vals de los mosquitos, y en la partitura incluye anotaciones como "tocar con ganas de terminar" o "tocar esto como si bailara la mona", que son, realmente, sugerencias poco musicales, pero muy curiosas. Y por último, están las Danzas de Pittaluga, que dedicó a La Argentinita, y que sigue una corriente neoclásica que había en aquella época y que miraba a los barrocos españoles, de manera que están escritas en un estilo muy clavecinista y con mucho ritmo.

¿Cuál supuso un mayor reto para usted? ¿Y por quién siente una mayor predilección?

Sin duda, Bacarisse es el más complicado y el que menos encontrarás en los programas de conciertos, precisamente por eso. Creo que Bautista es el más atractivo como músico, pero a mí me gustan todos, si bien reconozco que el bagaje de Bacarisse es el que tal vez tenga más desarrollo y el que más puede analizarse. Además de que, indudablemente, es el que más obra tiene de todos ellos.

¿Por qué cree que estas obras han sido tan poco frecuentadas durante y después de la Dictadura franquista?

Es cierto que estas obras no se tocan prácticamente nunca y, en ningún caso, completas. Por ejemplo, la obra de Pittaluga no se habían grabado nunca hasta este disco. Bacarisse es el único de los cuatro al que se ha seguido programando, en concreto, con el Concertino para guitarra y orquesta, que nunca se ha dejado de programar y es lo que más se conoce de él. Por otra parte, tampoco es que hubiera un interés importante por la música dentro del Régimen franquista. Lo que sí es cierto es que, cuando empieza a aparecer la música contemporánea en los años 60 o 70, con compositores como Tomás Marco o Luis de Pablo, estos representan una vanguardia mucho más rompedora, que en ningún caso trataba de enlazar con esta música. Entre otras cosas, porque ya el material tampoco estaba aquí, pero ni siquiera había un interés por volver a enlazar con ella, lo cual me parece una pena.

¿Siente que este álbum abre un camino de recuperación de este legado musical?

Somos muchos los músicos y los musicólogos, en general, como Jesús Bal y Gay, los que estamos intentando recuperar a estos compositores que, de alguna manera, fueron la fuente de creación de ese momento, y que se vio arrasada y condenada al olvido. En mi caso, reivindico esta música y creo que, por ejemplo, a los niños, además de los Preludios de Chopin, que son maravillosos, podrías ponerle perfectamente los Preludios de Bacarisse, que son una gran obra de estudio, porque están concentrados en problemas muy determinados. De hecho, ojalá consigamos que se programen más y que se incluyan en los planes de estudios.

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