"Un Plan de Salud es como la estrategia directiva de una empresa, es lo que marca el funcionamiento de toda la empresa. Es el instrumento estratégico de planificación y articulación de todas las actividades relacionadas con la sanidad canaria", explicó ayer José Luis Arocha, responsable del Plan de Salud 2016 - 2017, que se presentará el próximo viernes en el Parlamento de Canarias y sobre el que espera un buen recibimiento.
Arocha especificó que se trata de una continuación del trabajo desarrollado previamente en el que han trabajado numerosos profesionales de diferentes áreas, ámbitos y disciplinas. "Lo que tenemos sobre la mesa es un plan válido y ampliamente consensuado. Es un documento potente desde el punto de vista de la participación previa", añadió.
Arocha detalló que, desde el punto técnico, se han introducido algunas matizaciones, pero quiso aclarar que no se trata de un plan del anterior gobierno, sino "del conjunto de la ciudadanía que ha estado trabajando en él".
El texto incluye un amplio apartado dedicado a la cronicidad, pero también ahonda en aspectos sobre la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, como la lucha contra el tabaquismo, la obesidad, la mala alimentación, las adicciones, la contaminación o el sedentarismo. Además, el plan apuesta por la incorporación de las tecnologías al servicio del sistema sanitario y por la participación de los profesionales y los usuarios con técnicas de descentralización, como la creación de las unidades de gestión clínica.
El último plan que manejó la comunidad canaria corresponde al período 2004 - 2008. El que se presentará el viernes es el mismo que se gestó durante la legislatura pasada, con algunos matices, como incidió Arocha, y que se declaró caduco tras no completarse formalmente su trámite parlamentario en tiempo y forma. La idea de la Consejería de Sanidad es aprovechar todo el trabajo realizado en etapas anteriores, implementando las líneas estratégicas que se contemplan y que siguen teniendo vigencia.
"Hemos estado ocho años sin plan. Aunque se trabaja en base a anteriores planes, es verdad que no existe un plan concreto que haya sido aprobado por el Parlamento y que de alguna manera defina clara y netamente las líneas de actuación. La falta de plan puede provocar que haya determinadas prioridades que no se aborden con la suficiente entidad y ahí es donde está la clave del texto", aclaró Arocha.
Respecto a la corta vigencia del documento, la Consejería de Sanidad aclara que durante el año pasado, tanto las gerencias como la estructura del Servicio Canario de la Salud (SCS) han desarrollado algunas directrices, por lo que se podrá hacer una evaluación adelantada a finales de 2017 y elaborar un nuevo plan a partir de 2018 con una vigencia de al menos cinco años.
