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Entrevista a José Alcázar

"Mi familia sabía que no podía entregarme tras una vida de lucha"

"La sociedad no va a permitir nunca más que se condene el hecho de participar en una huelga", asegura el sindicalista absuelto en el proceso contra los 8 de Airbus

José Alcázar, ayer durante su visita a la capital grancanaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cómo ha llevado estos cinco años con el peso de una acusación que conllevaba cárcel?

Lo he llevado bien. Por mi vinculación al sindicato durante mucho tiempo he creído conveniente aguantar, llegar hasta el final, al juicio para poder demostrar, como así ha sucedido, que éramos inocentes. Por supuesto, esto nos refuerza para despertar la conciencia de los trabajadores y que vean que esto no puede seguir sí. La democracia no puede ser algo que penalice el derecho de huelga.

¿Qué le decía su familia?

Estaban convencidos de que no podía entregarme al final de una vida de lucha continua. Menos aún sabiendo que era inocente. Mi único delito es ser sindicalista, por eso estaba procesado.

Se define como un privilegiado. ¿Por qué?

Poder defender a los trabajadores es un privilegio. El hecho de que te toque pasar por algo así te da la oportunidad de, estando realmente comprometido, no aceptar las presiones de la Fiscalía, sino defender junto a toda la sociedad algo que es legítimo como la democracia de este país. Estoy convencido de que esto ya no tiene marcha atrás. La actitud que ha tenido la sociedad, lo que yo he vivido el día 17 de febrero, es algo que te llena de alegría e ilusión. He visto a toda la sociedad abrazándome y saludándome por la calle. La gente necesitaba algo como esto y hemos tenido la suerte de ser partícipes de esta situación.

¿Por qué le tocó a usted?

Por el mero hecho de ser un representante sindical. Yo me identifiqué a la policía antes de que ocurrieran los hechos. A pesar de la sorpresa que nos causó el amplio despliegue, me dirigí a ellos para explicarles que no tenía que ocurrir nada. Sin embargo, se produjo una intervención desproporcionada o vaya a usted a saber si premeditada por los mandos.

¿Existieron directrices políticas para esa actuación?

La empresa no tenía conflictos durante un periodo largo. No había paros, sino negociaciones fructíferas desde hacía muchos años, por lo que no tenía sentido que a las siete de la mañana hubiera dotaciones antidisturbios en la puerta. ¿Para qué si no para provocar?

¿Ha recibido ofertas para dar carpetazo al asunto aceptando una pena menor?

Tres veces. La última dejaba la petición en un año con el compromiso de no tener que ingresar en prisión. Lo más normal es que cualquier persona que tiene sobre sí una losa del tamaño de la que teníamos nosotros acepte. Es otra de las cuestiones por las que afirmo que me siento privilegiado, porque hemos conformado un grupo que ha aguantado unido hasta el final.

¿Se esperaban el apoyo social que se les ha brindado?

Ese es el hecho más importante, la movilización que se ha conseguido para que vuelvan a reinar la democracia y la libertad en este país es lo más bonito que nos podía pasar.

¿Este proceso puede suponer un punto de inflexión?

Clarísimamente. Ya se ha demostrado con las dos votaciones que ha habido recientemente en comisiones del Congreso de los Diputados. El 30 de marzo se instó al Gobierno a retirar el artículo 315.3 [del Código Penal que castiga a los piquetes de huelga] y ayer [por el martes] para la retirada de la ley mordaza. Son hechos reales que ponen de manifiesto que lo que hemos hecho hasta hoy es el inicio de algo más grande.

¿Se ha jubilado?

Sí.

¿Hora de descansar?

Del movimiento sindical uno no se retira. La mente está para apoyar en todo lo que se pueda, cierto que desde una perspectiva totalmente diferente, como puede ser el venir aquí a contar nuestra experiencia para dar confianza y tranquilidad a los trabajadores. Es también una parte muy interesante de la labor que se puede desarrollar dentro de un sindicato.

El miedo es libre. ¿Sintió más mientras tuvo sobre su cabeza la espada de Damocles de la acusación o cuando escuchó disparos aquella mañana de julio de 2010 a las puertas de Airbus?

Sentí miedo por lo que podía haber ocurrido aquel día. Fue una cosa insólita. En nuestra empresa siempre se ha negociado, acordado y conseguido éxito para este país y, sin embargo, amaneció tomada por la policía, que, además, actuó con violencia. Me preocupó lo que pudo ocurrir porque los agentes se emplearon con mucha dureza, hubo muchos palos. Pudo haber algún muerto y en ese momento ya no valdría saber quién tenía la culpa, sino solo lamentos por no haber sido capaces de equilibrar aquello.

¿Por qué se produjeron aquellos enfrentamientos?

Un trabajador quiso entrar y comenzó esa intervención desproporcionada de la policía, que incluso se introdujo dentro del recinto de la propia empresa dando palos con una virulencia brutal. Eso desembocó en una situación que asustó a los agentes y alguno, para dispersar el enfrentamiento, utilizó disparos reales en lugar de otro tipo de elementos como porras o botes de humo. Entiendo que el uso del arma reglamentaria debe ceñirse solo a situaciones extremas.

¿Cuáles han sido las claves a su juicio para llegar al resultado de la absolución?

Hubo dos detalles importantes. Por un lado, el reconocimiento del policía que disparó, que basó su actuación en el hecho de verse amenazado, incluso llegó a decir que los íbamos a linchar. Curiosamente, los tres policías que aseguraban eso no sufrieron heridas, pero sí hubo partes falsos de la forense, algo que es lamentable. No sabemos qué va a ocurrir con el expediente que tienen abierto tras resultar nosotros absueltos.

¿Y el otro factor determinante al que alude?

Llamó mucho la atención que el responsable de la unidad antidisturbios reconociera que al final de ese día se sintió fulminado de su puesto por existir en ese momento un gobierno de izquierdas en aquel momento y haber desarrollado una mala actuación. Que un responsable de la policía diga eso ya es lamentable de por sí.

Rajoy se ha comprometido a que ningún sindicalista pise la cárcel por hechos como el que les tuvo a ustedes como protagonistas. Sin embargo, hay sentencias y los indultos no llegan. ¿Se fía de la palabra del presidente?

Confío en que el nuevo Gobierno de España no solamente apruebe los indultos, sino que también sea capaz de evitar algo que a nosotros ya nadie nos va a quitar, como los cinco años y medio de sufrimiento que hemos padecido.

¿Se arrepiente de algo?

En absoluto.

Si pudiera dar marcha atrás al reloj, ¿elegiría el mismo camino?

Volvería a hacer lo mismo. Ya le digo que me siento un privilegiado por haber podido participar en el proceso de devolver a la sociedad la democracia real; eso no puede afirmarlo todo el mundo. Mi labor es defender a los trabajadores, lo he hecho durante toda mi vida y lo volvería a hacer otra vez, sobre eso no albergo ninguna duda.

¿Teme que el mensaje que lanza ahora lo tome alguien como una incitación a la violencia?

No lo estoy haciendo en absoluto. Es una incitación a defender los derechos de los trabajadores y a revertir una situación que nos ha conducido a perder terreno. Insisto en que tras esta sentencia el proceso no tiene marcha atrás. Incluso si vuelve a haber un gobierno del PP, la sociedad no va a permitir que se condene más el hecho de participar en una huelga.

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