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Universidad XVI Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias

Arencibia: "Los obispos ilustrados acaban en las Islas con la superstición"

El historiador habló ayer en el Istic sobre la religiosidad en Canarias en el siglo XVIII

Arencibia: "Los obispos ilustrados acaban en las Islas con la superstición"

El profesor de Historia de la Iglesia del Instituto Superior de Teología de Canarias, Juan Carlos Arencibia Suárez, afirmó ayer que "los obispos ilustrados acabaron con la superstición en Canarias recorriendo todos sus pueblos". Arencibia, que intervino con la conferencia Los obispos ilustrados ante la religiosidad popular, hizo estas declaraciones durante su intervención en la XVI Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias que se celebran hasta el jueves en el salón de actos del Istic en el Campus Universitario de Tafira.

"Los obispos de finales del siglo XVIII tenían la mentalidad del catolicismo ilustrado, y participan en el descubrimiento de la razón, pero tienen una relación muy concreta con la religiosidad popular y no logran entender por qué hay muchos elementos irracionales y supersticiosos. Estos obispos intentan purificar esta religiosidad del pueblo", afirmó. Arencibia destaca dos figuras principalmente. Por un lado, Bautista Cervera, que abrió el seminario de Santo Domingo, que fue de los primeros estudios universitarios para un clero que no estaba preparado. Y por el otro, Antonio Tavira y Almazán, que fue un predicador de la corte de Carlos III, profesor en Salamanca, muy erudito, que cuando viene a Canarias se convierte en un pastor muy celoso.

"Los seis años se los pasa recorriendo las siete islas que formaban una sola diócesis", recordó. "Las Islas eran un lugar muy pobre, donde los muchachos se dedicaban a trabajar desde muy jóvenes, tenían poca cultura y la pobreza material era muy grande". Este hombre fue el encargado de montar aquí la primera universidad de Canarias, pero se da cuenta de que lo primero es formar a la gente en lo básico y así lo hizo desde 1791 hasta 1796. "Ha sido de las personas más valoradas de su tiempo y algo controvertida, porque tenía una mentalidad muy abierta, era un poco jansenista, que era una desviación teológico-moral de la época", subraya. Tavira está considerado como un gran pastor que promovió la cultura de los sacerdotes, creó unos nuevos estatutos para el seminario que se había fundado recientemente y se dedicó a recorrer todos los pueblos a excepción de San Bartolomé de Tirajana, enfrentándose a la superstición que estaba muy latente. Era en la época de Carlos III, cuando la corona elegía como obispos a la gente más preparada y con mucho celo evangelizador. "Él se encuentra con un pueblo muy noble y acogedor, muy fervoroso a nivel espiritual, con el fenómenos de la pobreza, y un círculo de hombres ilustrados bastante amplio como Viera y Clavijo con una inquietud por renovar y muy trabajadora. En los pueblos el cura era el padre".

Tavira procuró que los párrocos cortaran supersticiones, maleficios o encantos y enseñan que eso es mentira, que va contra la fe cristiana y va contra la razón. Según Arencibia, el objetivo de Antonio Tavira consiste en purificar la fe de estos elementos que se han mantenido en el tiempo y que chocan con el catolicismo, "para que la fe cristiana sea más acorde con el evangelio", aseguró.

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