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"La oratoria es importante hasta en la cama con la pareja"

Ángel Lafuente ofrece en la ULPGC un curso sobre hablar en público

"La oratoria es importante hasta en la cama con la pareja"

Comunicar bien nunca viene mal. El experto en oratoria Ángel Lafuente, que ofrece estos días en la ULPGC el curso Del miedo escénico. El placer de hablar en público, defiende la utilidad de esta habilidad hasta en los ámbitos más recónditos: "El término oratoria está magnificado y mucha gente lo rehuye pensando que es para políticos, curas o predicadores. No es otra cosa que el arte de la palabra, y su dominio es importante también en la cama con la pareja".

Lafuente decantó su vocación como docente de oratoria tras descubrir en sí mismo el pánico que le imponía hablar en público. "Era una persona enferma de inseguridad y de complejos" al tener que enfrentarse a un grupo de oyentes. Este miedo, que lo asaltó con sólo diez años, lo llevó a iniciarse en los vericuetos de esta disciplina, que luego dominaría hasta el punto de poder transmitir sus secretos a los demás. Así, su método no se limita a poner a disposición de los alumnos una serie de herramientas. "Lo primero que hago es llevar al individuo a su máxima seguridad personal, sea quien sea, aunque sea un pobre obrero muerto de hambre y en el paro. Hablamos tal y como somos. Esto tiene unas consecuencias enormes para las relaciones personales, el trabajo y ver la vida. La finalidad de mi curso es mucho más amplia que lo que podría ser propio de un curso de oratoria. La finalidad es dominar la palabra hablada, lo que no quiere decir hablar bonito, sino comunicar", explica.

Aclara que no estamos hablando de exquisiteces gramaticales, sino de ser capaz de transmitir un mensaje con claridad y eficacia: "Se puede hablar muy boni- to, muy académicamente, y no comunicar. O se puede hablar con torpeza, con poco vocabulario, sin ninguna sintaxis, y comunicar muy bien. Comunicar es hacer esa transferencia de ideas desde mi mente y mi corazón a la mente y corazón del receptor. Yo enseño a la gente a comunicar siempre con eficacia, y para eso no hace falta tener ninguna cultura previa. Muchos analfabetos son amigos míos".

Este docente tiene ahora la capacidad de echar la vista atrás y repasar su trayectoria, desde aquel traumático miedo escénico que marcó parte de su infancia y adolescencia. "Este curso es totalmente revolucionario y me vino a mí regalado por el destino en aquel terrible miedo que yo sufrí. A veces veo fotos o vídeos de cuando yo era locutor de televisión en Canarias y me digo 'no tengo nada que ver con ese individuo, me ha cambiado la vida".

El orador se hace

Lafuente quiere también desmontar el viejo tópico de que el buen orador nace ya adornado con capacidades innatas que de alguna manera lo predestinan. "Es mentira cochina, el orador se hace. No niego que existan una serie de capacidades innatas para ser buen orador. Pero la buena voz es un inconveniente para comunicar. Está demostrado psicológicamente que en el caso de la gente que tiene una bonita voz, el público se queda con el placer del sonido. Y para deleitar pabellones auditivos ya están Pavarotti, la Caballé y Raphael. En cuanto a la fluidez verbal, es nefasta. De Manuel Fraga se decía que tenía el Estado en la cabeza. Yo lo he oído y al final llegabas a la conclusión de que sabía un huevo pero no te llevabas ninguna idea, porque hablaba a una velocidad insufrible. O sea que esas dos cualidades son falsas, hay que saberlas administrar.

La metodología que propone este experto lleva "al librepensamiento. De entrada, no aceptar nada de nadie del todo nunca. La finalidad profunda filosófica de mi curso es llevar al individuo a su máxima independencia personal. Libertad de criterio, libertad de pensamiento". Lafuente finaliza citando al Pedro Laín Entralgo: "Toda verdad es la penúltima verdad".

En el ámbito de la enseñanza reglada, Lafuente entiende la capacidad oratoria como algo más que una mera habilidad transversal que debe informar los distintos itinerarios universitarios. A su juicio, es la "otra carrera", un conocimiento indispensable que lamentablemente el sistema europeo de enseñanza no contempla. Durante el más de medio siglo que lleva dedicándose a enseñar a hablar en público, ha tenido la oportunidad de proponer su inclusión en los diferentes niveles de enseñanza a varios ministros de Educación, entre ellos el socialista Ángel Gabilondo. La sensibilidad hacia su propuesta ha sido, según explicó, nula.

Lafuente atesora una inquieta trayectoria. Desde que era estudiante, aprovechó su bien timbrada voz para trabajar como doblador, locutor de informativos y voz en off del NO-DO, auspiciado por Matías Prats padre, todo un referente de locución en España. Su labor en Televisión Española lo trajo a las Islas durante quince años. Después de esa etapa ha seguido viniendo a Canarias con asiduidad, ofreciendo distintos cursos en la Universidad de Verano de Maspalomas. Está reconocido como uno de los profesores españoles más solventes en la especialidad de oratoria.

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