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El hombre que juega con lo imposible

Roberto 'Beto' Bubas, protagonista en la historia real, explica su vínculo afectivo con los cetáceos

El hombre que juega con lo imposible

Roberto Beto Bubas es guardafauna en el parque natural de Península Valdés y uno de los principales expertos en el universo de las orcas. Su personaje lo interpreta el actor argentino Joaquín Furriel, pero este naturalista de prestigio internacional está presente en el rodaje para aconsejar y guiar a los actores y directores en una aventura que conoció en carne propio.

"Es emocionante que hagan esto sobre la historia y la realidad de uno", señaló. Pero este entiende que lo más importante de este proyecto está en servir una oportunidad de visibilizar su mensaje. "En un mundo habitado por 7.000 millones de seres humanos tenemos que aprender a convivir y respetar a los animales", expone.

Beto explica que su relación con las orcas es única en el mundo y que, pese a la disparidad de opiniones, el vínculo es afectivo. Las orcas de la Patagonia Norte, de la provincia del Chubut, en Península Valdés son conocidas en el mundo por su técnica de varamiento intencional para cazar a sus presas como los lobos y los elefantes marinos. Eso siempre motivo que fuera un gran atractivo para documentalistas de todo el mundo, al ser uno de los lugares del mundo donde se da esta técnica de caza. "Está considerado como uno de los comportamientos más notables en el mundo animal y hemos sido pocos los que hemos hecho algún estudio sistemático sobre las orcas de Valdés. Yo tuve la suerte de ser uno de los tres que existen".

Su vínculo con las orcas comenzó de manera casual. "Yo estaba tomando datos y como en ese momento no contaba con unos binoculares, tuve que meterme en el agua con ellas para dibujar el contorno de sus aletas y hacer una observación continuada de animales conocidos", relata. Metiéndose en el agua, ellas se acercaron con un manojo de algas a la orilla con la intención de jugar. "Ese día empezamos a entendernos. Dejé de lado la toma de datos para ponerme a jugar y eso hice durante más de 15 años. En principio, en secreto, porque hay una ley que lo prohibe y casi me ha costado el puesto de trabajo en varias ocasiones", explica.

El vínculo entre Beto y las orcas ha llegado a un extremo en el que se comunica con ellas a través de la música de su armónica. "Las orcas son animales esencialmente sónicos. El sonido en el mar es la herramienta fundamental para lograr la supervivencia, porque se transmite con una fuerza y calidad que no se da con el aíre. Las orcas utilizan mucho el sentido del oído y escuchan hasta mis pasos en la arena, mi silbido o mi voz. Yo simplemente les hago una pequeña ofrenda con algo mejor que mi voz. Aclarar que no se acercan por el sonido de la armónica sino por el vínculo con un ser humano que está en sintonía con ellas", apunta.

Beto sale en la película haciendo algún papel de figurante, algo absolutamente prescindible a criterio de este naturalista y también participa "en alguna escena de riesgo", bromeó.

Beto sostiene que el ser humano caza por poder. "El hombre ha desmantelado la naturaleza para tener poder sobre otros". Por último, rechaza el cautiverio animal y el argumento de las empresas del sector que aseguran que es la única manera de que millones de personas puedan ver una orca de cerca. "Pero cada vez que vamos a un zoológico o un acuario, subliminalmente, estamos validando el hecho de que se cercene la libertad de un ser. Después ejecutamos ese mismo criterio con nuestros hijos, vecinos o empleados y me parece que es un mensaje poderoso que nadie tiene en cuenta, que estamos consumiendo y que no lo vemos peligroso cuando sí lo es", finaliza Roberto 'Beto' Bubas.

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