¿El título de su novela señala que está escrita en primera persona, cómo ha puesto voz a Carlos V?
Utilizando un elemento muy original y es que su interlocutor sea un halcón peregrino que todos los días acude a una cita con él, para comer las migajas que le deja. De esta manera se retrata a un hombre de una afabilidad increíble, que a pesar de su poder omnímodo es muy accesible y ecuánime, que habla con todo el mundo, incluso con los frailes del monasterio de Yuste.
¿En qué aspecto del emperador se centra?
En mostrar cómo eran las tres pasiones que dirigieron su vida: sus amores, la gastronomía y la lucha contra la Reforma. Sin embargo dejo bien claro que a pesar de su pasión por la buena mesa no era un glotón, porque la gula era un pecado capital para la religión cristiana y por lo tanto un vicio que se trataba de evitar. Es cierto que él comía en exceso pero no con un apetito desordenado. En este aspecto el libro refleja fielmente cómo era la gastronomía y las costumbres de la época, hasta en el detalle de señalar que Carlos V comía solo e intentó que su única esposa, su prima hermana Isabel de Portugal, lo hiciera con él, a pesar de que eso suponía romper la estricta regla de la casa real española. También señaló que ella apenas comía y le fatigaba ver a su marido devorando chuletones y langostas.
¿Cuál era el plato favorito de Carlos V?
La fabada asturiana que descubre cuando a los dieciséis años desembarca en el pago asturiano de Tazones y el corregidor le da a probar este plato que le deja impresionado y que se convirtió en su predilecto durante el resto de su vida.
¿Cuáles eran sus aficiones?
Es muy poco conocido que era un gran coleccionista de relojes y en cuanto al bello sexo, a pesar de sus muchas amantes siempre fue muy caballeroso con ellas, ya que además de regalarles joyas, reconoció a sus hijos bastardos y las casó muy bien. En este punto fue todo lo contrario a su contemporáneo Enrique VIII de Inglaterra que mandó a ejecutar a varias de sus esposas. Un aspecto fundamental de mi obra es describir sus amoríos.
¿En comparación con Enrique VIII quién sale ganando?
Sin lugar a dudas Carlos V, porque Enrique VIII mató más gente que la Inquisición Española en toda su historia. También es de destacar que su creación, la Iglesia Anglicana, fue una herramienta para conseguir la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón tras veinticuatro años, con la excusa de que ella no concebía hijos varones y él quería casarse con Ana Bolena. Sin embargo en la doctrina es como el catolicismo, la gran diferencia entre las dos es que la primera no reconoce la autoridad del Papa.
¿Es cierto que dijo: "Hablo en italiano con los embajadores; en francés, con las mujeres; en alemán con los soldados; en inglés con los caballos y en español con Dios"?
Esa frase se atribuye a muchas personas, pero lo que es cierto es que a pesar de que probablemente no la dijera, su condición de políglota y cosmopolita le llevó a ser alemán en Ratisbona, español en Barcelona, italiano en Milán y flamenco en Amberes. Quería que cada región de su imperio conservase sus diferencias y que mantuvieran sus fueros, en este aspecto fue un enamorado de Cataluña.
¿Cómo debemos recordarlo?
Como el gobernante español más grande que ha existido junto a Trajano. Tuvo la virtud sorprendente, de un valor enorme, de saber retirarse a tiempo, dejó el poder, algo que no ocurre con mucha frecuencia hoy día, a pesar de haber sido el hombre más poderoso que había existido desde Gengis Khan. Engrandeció los territorios que heredó y se endeudó mucho porque tenía la idea de que deber dinero era bueno porque de ese modo sus acreedores, que sabían que podía pagar, le recibían con las manos abiertas.
¿Fue un fanático?
Fue un hombre de fe, pero pocos saben que muere en Yuste asistido por el Arzobispo y teólogo navarro Bartolomé Carranza de Miranda, que era considerado por la inquisición un hereje por sus Comentarios sobre el catecismo romano que fueron expurgados. Tampoco se conoce la estrecha relación que mantuvo con su hermana pequeña Isabel de Austria que se convirtió en reina de Dinamarca por su matrimonio con Christian II. Siempre fue su favorita a pesar de que mantuvo conversaciones con Lutero y tanteó la Reforma, la historia española ha ocultado esta figura hasta el punto de hacerla completamente desconocida por el gran público, por eso la recuperé en mi libro La desposada de Flandes que tuvo mucho éxito.
¿Cómo era su aspecto?
Era un hombre de estatura mediana, pero con una varonía en el sentido que a este término la daba Gregorio Marañón, la del atractivo viril. Todo esto a pesar de no cumplir con ningún canon de la belleza de la época, algo que también sucedió posteriormente con el filósofo y escritor suizo Henri-Frédéric Amiel. Padecía el prognanismo de los Habsburgo que trataba de ocultar con su barba y sus arcadas dentales no se compaginaban al cerrar la boca con lo cual masticaba muy mal. Sin embargo siendo un individuo de hechura defectuosa atraía a las mujeres, y no porque fuera el emperador, se tiene el testimonio histórico de que en una ocasión que se encontraba de incógnito en una taberna en Sevilla las mujeres allí presentes se lo rifaban.
