El papa Francisco recibió ayer un ejemplar del Quijote en el Vaticano. La reunión para la entrega se desarrolló en un clima cordial, "distendido", y duró "veinte minutos", explicó García de la Concha, director del Instituto Cervantes, en una rueda de prensa posterior celebrada en la embajada de España ante la Santa Sede.

"Estuvo muy distendido, sin prisa alguna, realmente terminamos nosotros nuestras intervenciones porque él no ponía fin a la audiencia. (...) Hubiéramos podido seguir conversando", explicó.

Precisamente en el año en el que se cumple el IV centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, García de la Concha confesó que creía que este era el momento más idóneo para celebrar la visita.

"Nos parecía que en los 400 años del fallecimiento de Cervantes, (...) recordando al viejo profesor de Literatura que él (Jorge Bergoglio) había sido (...), lo más adecuado era ofrecerle una edición que es la edición de referencia, de estudio, que en realidad constituye una enciclopedia del Quijote y al mismo tiempo rescata la voz de Cervantes, todo a lo largo de la novela, de adiciones y supresiones que hicieron los impresores", expuso.

Unas modificaciones que realizaron entonces los impresores y que ayer fueron explicadas a Bergoglio por el profesor Rico: "En los impresos de la época tenían contadas las páginas del manuscrito que tenían que ir en cada página del impreso. Se pasaban al contar o se quedaban cortos".

"Si se pasaban, cortaban, si se quedaban cortos, añadían. Y le he mostrado al Santo Padre algunos casos en los que es materialmente visible cómo se ve que ahí se ha añadido el texto. Y le ha gustado", comentó Rico. Tanto es así, precisó García de la Concha, que a medida que Francisco iba escuchando estas explicaciones, "el rostro se le iba iluminando".

Durante la conversación, el papa Francisco recordó "cómo siendo estudiante de la escuela media, en la rama de Ciencias, leía el Quijote, íntegro", dijo García de la Concha. No fue la única anécdota que el papa trajo al presente, pues también revivió un día en el que, siendo profesor, "llevó a (Jorge Luis) Borges a clase y los alumnos le leyeron cuentos, y Borges dijo 'hombre esto hay que publicarlo con un prólogo'", añadió el director del Instituto Cervantes.