La celebración del 70.º cumpleaños del rey Carlos XVI Gustavo de Suecia en Estocolmo ha dejado un regalo muy especial a los españoles: la primera aparición pública juntos de los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía desde el pasado noviembre, a la par que su primer viaje (también juntos) al extranjero en la friolera de dos años.

No es habitual desde que cedieran el puesto a Felipe y Letizia (en junio de 2014) ver a la pareja ejerciendo de tal. En este caso, la ocasión lo merecía, o así al menos se ha querido dar a entender. Su presencia en el país nórdico se ha visto como un detalle por la sólida amistad y el cariño que une a los reyes españoles y suecos, especialmente a Sofía y Silvia.

Una amistad, la de ambas mujeres, que según se han apresurado las crónicas en recoger se debe en parte a lo mal que les han hecho pasar a ambas sus díscolos consortes en sus matrimonios. Algo que en el caso de España se ha hecho más evidente en los dos últimos años, con el claro distanciamiento de los reyes eméritos, pero que en Suecia, si lo hubo o lo habrá, no es tan claro, pues Carlos Gustavo y Silvia aparecen frecuentemente juntos, tanto en actos oficiales como en su vida cotidiana.

Con todo, el del sábado fue un día para festejar en Estocolmo. Las celebraciones comenzaron por la mañana con una misa con tedeum en la capilla del Palacio Real, en la que no faltó una nutrida representación de las principales casas reales europeas; aparte de la española, allí estuvieron los daneses (los herederos Mary y Federico y la reina Margarita), la reina Beatriz de Holanda y Alberto de Mónaco, entre otras autoridades.

Después de la ceremonia religiosa, el Rey de Suecia recibió a la Guardia Real, hubo un concierto y muchos niños entregaron flores al soberano.

Los ciudadanos suecos tuvieron oportunidad de mostrar su fervor monárquico al mediodía, cuando la familia al completo se asomó al balcón desde el Palacio Real: estuvo la reina Silvia, sus dos hijas, las princesas Victoria (la heredera) y Magdalena junto a sus maridos, Daniel Westling y Christopher O'Neill, y su hijo, Carlos Felipe, junto a su esposa Sofía. No faltaron dos de los cinco nietos: Oscar, de apenas dos meses, y Estela, ambos hijos de Victoria y Daniel.

Lució el sol para la familia real sueca, los Bernadotte, que agasajaron con un almuerzo en el socorrido Ayuntamiento de Estocolmo (allí se cena el día de la entrega de los Nobel) a sus muchos e ilustres e invitados. Si Juan Carlos y Sofía destacaron por su presencia, brillaron por su ausencia los reyes Harald V y Sonia de Noruega, y los príncipes Haakon y Mette-Marit. Con estrecha relación con los suecos, cancelaron su presencia por un trágico accidente de helicóptero en su país.

A la noche habría una cena de gala. No estaba segura la presencia de Juan Carlos y Sofía juntos. Ambos ya habían dado por cumplido quizás de sobra su papel.