"Hoy tenemos un reto muy importante, porque han cambiado los perfiles de los jugadores problemáticos. El auge de las apuestas deportivas y el juego online en los últimos cinco años han disparado el riesgo de juego patológico entre los jóvenes". Así lo afirmó ayer Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, en las I Jornadas de Adicciones sin sustancia, organizadas por la Fundación Canaria Yrichen, y que se celebran desde ayer en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Las Palmas, con la colaboración de la Dirección General de Salud Pública.
Echeburúa, experto en adicciones y miembro del Centro de Investigaciones Biomédicas en Red de Salud Mental, impartió un taller sobre Juego online responsable y juego patológico. El impacto del juego online y de las casas de apuesta, donde transmitió la importancia de atender desde distintos frentes (político, educativo, empresarial....) la problemática del juego y apuestas online entre los jóvenes. "Lo que estamos viendo es el comienzo de un problema que puede ser mucho más grave, porque es muy atractivo para un adolescente, en una sociedad del consumo, tener un dinero fácil de forma inmediata y con el uso de las tecnologías a las que está acostumbrado", indicó.
Echeburúa señaló que desde mediados de los años 80 hasta bien entrado el siglo XXI, el perfil del ludópata en los centros de tratamiento era el de jugador adulto, varones en su mayoría (80%), con una dependencia, fundamentalmente, a las máquinas tragaperras, y ocasionalmente al casino o al bingo. "Con la gente joven nos estamos encontrando con un cambio de perfil, en los últimos cinco años han irrumpido de una forma brusca, dos tipos de juegos diferentes, que son las casas de apuesta deportivas en internet, sobre todo en el fútbol, tenis o la fórmula 1; y el juego online, especialmente el póquer online. Esto entraña mucho más riesgo, sobre todo para personas jóvenes".
Dicho riesgo viene derivado, según el especialista, porque los adolescentes y jóvenes por debajo de los 25 años, aún tienen un cerebro "inmaduro" y además dominan las tecnologías. "Una persona entre 15 y 18 años todavía no tiene un proyecto de vida definido, no sabe lo que va a estudiar, en qué va a trabajar, su grupo de amigo puede ser relativamente inestable al igual que sus relaciones de parejas... Y en estas personas, si interfiere una adicción, el daño que puede causar es muchísimo mayor que el que le produce, por ejemplo a una persona de 30 años que tiene su vida ya hecha. Además, hay un factor muy importante y es que están familiarizados con las tecnologías, han nacido con ellas, y para ellos el manejo del ordenador es un juego que está disponible las 24 horas del día".
Otro factor que aumenta el riesgo, según el catedrático, es que al ser una actividad que desarrollan desde un ordenador, en la intimidad de la casa, pueden fácilmente falsificar la edad. Si bien en un casino, por ejemplo, es necesario mostrar el DNI para entrar, como mecanismo de protección a los menores, en internet se puede falsificar la edad para jugar, como se hace en las redes sociales. "Incluso en el juego online no utilizas dinero para pagar, como en un casino que vas con 50 euros, por ejemplo y cuando los pierdes te vas, aquí pagas con una tarjeta de crédito que es como un saco sin fondo, e incluso puede pasar casos en el que la tarjeta no es suya, sino del padre o la madre, con lo cual el riesgo es muy alto".
Un peligro que, a juzgar por el experto, se incrementa con la publicidad de las casas de apuesta, o de los juegos online, cuando utilizan a referentes deportivos para los jóvenes, "como es el caso del tenista Nadal con el póquer en internet".
Respecto a las estrategias necesarias para frenar el problema de las apuestas y juegos online, Echeburúa apuntó la necesidad de actuar desde distintos frentes. A nivel del Gobierno, señaló la urgencia de implementar medidas de control de la publicidad engañosa; así como supervisar el control de acceso a los menores al juego. "Y que parte del dinero que recaudan en impuestos vayan a centros de tratamiento y de investigación para tratar y prevenir".
También señaló la necesidad de que las empresas introduzcan criterios de juego responsable y endurezca el control de acceso de las personas vulnerables, especialmente de los menores; así como limitar la cantidad de apuestas. "Luego está el papel de la familia y los educadores, a nivel preventivo, es importante enseñar a las personas a que si juegan lo hagan de forma responsable, que tengan otro tipo de aficiones, que no jueguen solos".
