Una milésima parte de las emisiones volcánicas de dióxido de carbono (CO2) del mundo proceden del volcán submarino de El Hierro, según un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Instituto Español de Oceanografía y la agencia estadounidense NOAA.

El estudio, publicado por la revista Scientific Reports de la editorial Nature, corresponde a nuevos resultados del trabajo de investigación en el entorno del volcán submarino de la isla de El Hierro, según informa en un comunicado el IEO. "El trabajo muestra cómo la fase de desgasificación en la que se encuentra el volcán desde marzo de 2012 emite grandes cantidades de CO2 al medio marino, aumenta la acidez en las proximidades del volcán hasta en un 20% y emite aproximadamente el 0.1% del flujo de CO2 volcánico a nivel mundial".

Esta investigación ha sido realizada conjuntamente por científicos del grupo Quima-Iocag de la ULPGC, del IEO en Canarias e investigadores del Pacific Marine Environmental Laboratory (PMEL) de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos. La erupción submarina que se produjo en octubre de 2011, a 1.8 kilómetros al sur de El Hierro, generó unos cambios muy severos en las propiedades físico-químicas del agua que rodeaba la zona.

Una vez que el volcán submarino dejó de emitir lava en marzo de 2012, entró en una fase de desgasificación en la que emite importantes cantidades de CO2 y, por lo tanto, aumenta la acidez del agua de mar sobre el volcán en un 20 por ciento, reitera.

El artículo publicado en acceso abierto con el título "Descarga significativa de CO2 por el proceso de hidrotermalismo asociado al volcán submarino de la isla de El Hierro" muestra los resultados obtenidos durante la tercera campaña del proyecto Vulcano en marzo de 2014 a bordo del buque Ángeles Alvariño del IEO.

Uno de los resultados más destacados de este estudio es la implementación por parte de los investigadores de una nueva y revolucionaria metodología para la localización y medición de salidas de gases en ambientes volcánicos submarinos.

Esta metodología se basa en la utilización de dos sensores, el ORP (oxidación-reducción) y el pH, arrastrados en secciones por toda la ladera del volcán desde su base hasta su cima y desde el mismo fondo hasta una altura de 40 metros sobre él, a modo de yo-yo.