Con su nueva novela cierra un trabajo de siete años, ¿satisfecho?
Totalmente. He recuperado a un personaje injustamente olvidado, y más en estos tiempos en los que nos podemos sentir huérfanos de cierto carisma y liderazgo, parece increíble ver que había gente que gobernaba por el bien común o solucionando los problemas sin dejar que se pudrieran. Por algo, a partir de Trajano, el senado romano a cada nuevo César le decía: "Ojalá seas tan bueno como Trajano".
Trae a colación a este personaje al comienzo de la crisis. ¿Se olía lo que iba a pasar?
Empecé con el trabajo de investigación en 2009. La crisis se atisbaba, se notaban cosas, pero no teníamos ni idea de las dimensiones económicas ni de la crisis política que íbamos a atravesar. Escogí a Trajano porque me parecía interesante de cualquier forma, pero con la crisis su figura es más importante y referente si cabe. Cuando trabajas con la Historia, si lo haces con habilidad, siempre hay conexiones con la actualidad. Y con el mundo romano más. Es el poso sociocultural sobre el que se edifica nuestra cultura. Nuestra lengua es el latín, nuestro derecho es el romano, dormimos la siesta y los romanos descansaban en la hora sexta... Lo que pasa es que hablar de un líder como él en este momento ha sido como dar en la diana.
¿Cómo era Trajano?
Intentó ser un buen administrador e ir solucionando los problemas que le surgían, principalmente la corrupción interna y los conflictos en las fronteras, que solucionaba con pactos o, como era un buen militar, lo resolvía con una gran capacidad estratégica y con grandes victorias.
¿Qué pueden aprender los políticos de hoy de él para luchar contra la corrupción?
A predicar con el ejemplo, si no no puedes exigir nada a nadie. Trajano era el primero en ser austero y ejercer con transparencia. Publicaba los gastos de la familia imperial. Así sí puedes pedir a los demás que sigan tus pasos, pero si vas en coche oficial, eres un malgastador y usas tarjetas black, qué autoridad vas a tener. Además hay que tener en cuenta el hecho de que hubiera fieras en el circo romano, eso hacía que gente recuperara la memoria ipso facto de dónde estaba el dinero. Hoy estaría feo, pero puede que nuestras leyes sean muy flojas para determinados delitos. No entiendo que tantos prescriban.
¿Cómo se convirtió en el gran líder que fue?
Tuvo un gran padre que le dio ejemplo de integridad moral, le ayudó a forjarse como líder y le allanó el camino en el Senado. Pero además se formó en la dificultad, sobreponiéndose a la persecución en la época de Domiciano, que quería eliminar a todo el que destacaba. Era alguien que sabía exigir siendo ejemplo y va forjando esa imagen de líder carismático, en el que todos los legionarios confían porque comparte mesa con ellos, bebe su mismo vino, anda sus mismas millas y comparte sus sufrimientos. Era muy cercano con su entorno más próximo y sabía relacionarse con gente inteligente. No entendía a los filósofos, pero sabía que lo que decían era relevante; no como los políticos de ahora, que han decidido eliminar la Filosofía de los colegios.
Pero tenía una 'cara b', sus problemas de alcohol.
Sí, pero no los ocultaba. De hecho dijo que no se tuviera en cuenta lo que decía cuando estaba ebrio. Cuánta gente hay capaz de reconocer eso públicamente. Era mucho más culto de lo que se pensó y apostaba por la cultura. Y fue el único emperador homosexual, todos eran bisexuales. Con su mujer tenía un pacto. La trató siempre correctamente, pero nunca sintió amor por ella, su pasión fueron los hombres. Tuvo diversos amantes, con los que fue discreto y en los que nunca se gastó dinero público. En la época romana lo normal era darle a todo, menos Trajano y Claudio, que era heterosexual. Claro que estaba casado con Mesalina (origen de la palabra prostituta) y eso no creo que le dejara mucho tiempo para otras cosas (risas).
¿Por qué se conoce más a Julio César que a Trajano?
Julio César tuvo mejor venta y publicidad porque Trajano cometió un inmenso error: nacer en Hispania. Y somos un país cainita con los nuestros. Al genio de las letras lo metimos en la cárcel, qué podemos esperar de nuestra sociedad. Cuesta mucho que este país aprenda a exportar a los personajes buenos que tuvo. Julio César era italiano, e Italia ha sabido vender todo: el aceite, el vino, la pasta, la moda y su historia. A España nos cuesta muchísimo vendernos, a pesar de tener productos buenísimos. Vamos siempre un paso por detrás.
¿Ve algún Trajano en la política actual?
No veo ningún Trajano ni Trajana. Pero quiero animarme pensando que estamos a principios del siglo XXI y que estas figuras aparecen pocas veces. Aunque nunca se sabe, puede que alguno de los políticos actuales se acabe convirtiendo. Winston Churchill no empezó muy bien y acabó siendo un personaje clave del siglo XX. A lo mejor alguna o alguno nos sorprende con su evolución, pero ahora mismo no lo veo. El papa Francisco, que ha puesto sobre la mesa que las mujeres puedan bautizar y casar, puede llegar a ser un Trajano porque está revolucionando la Iglesia.
¿Ha habido alguno en la historia de España?
Adolfo Suárez fue un Trajano del siglo XX. Cogió una España de una forma y nos la dejó de otra muy distinta. Fue cuestionado en su momento, pero con más distancia, nadie puede discutir que lo que hizo fue muy importante. Consiguió poner de acuerdo al Partido Comunista con políticos como Manuel Fraga, pactos que parecían imposibles. Sólo hay que ver a las fuerzas políticas actuales, que no se ponen de acuerdo ni por asomo.
