Más de 25 profesionales del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba han realizado por primera vez en España un injerto del 20 por ciento del hígado de una mujer de 35 años a su sobrina, una bebé de 9 meses mediante cirugía laparoscópica, un hito sin precedentes. Emma nació el 9 de junio de 2015 con una atresia de vías biliares, una enfermedad congénita poco frecuente que hace que los conductos que transportan la bilis desde el hígado hasta la vesícula se obstruyan y "estaba muy amarillita, inflamada y tardaba horas en hacer la digestión de los biberones", ha explicado su madre, Maribel Rodríguez.

Por ello, y ante la lentitud de la lista de espera de donaciones de hígado de fallecidos, los médicos decidieron realizar las pruebas de compatibilidad con familiares, que posibilitó que una hermana de su madre, Ana Rodríguez, pudiera donar un 20 por ciento de su hígado. "Animo a todo el mundo a que sea donante porque la recompensa de ver a mi sobrina sana y feliz supera las molestias de la operación", ha expresado la joven, que solo tiene algunas pequeñas secuelas estética, menores que cualquier mujer que se somete a una cesárea, precisaron los médicos.

Las dos intervenciones necesarias para llevar a cabo este logro, una de extracción y la del implante del segmentó hepático, requirieron 11 horas de trabajo de un equipo de 25 profesionales repartidos en dos quirófanos.

El responsable del programa de trasplantes de hígado del hospital cordobés, Javier Briceño, ha explicado en rueda de prensa que la técnica empleada "es de alta complejidad y precisión, si bien aporta ventajas considerables para el donante porque es menos agresiva y el postoperatorio se acorta", siendo su recuperación más rápida, ya que la intervención se realizó el 15 de marzo y ambas, tía y sobrina, se encuentran en perfecto estado de salud. Briceño se ha aventurado a decir que esta intervención "abre la puesta a que la cirugía laparoscópica en trasplantes hepáticos en niños sea la técnica estándar en las donaciones de donantes vivos", porque "a pesar de su dificultad, es una técnica muy controlada, se minimizan riesgos para donante y receptor".

Una de las ventajas de esta técnica es que los vasos sanguíneos de Emma, que miden 2 milímetros, se pueden ampliar hasta en 2 centímetros para que los cirujanos puedan trabajan con una mejor visualización que si lo hiciesen en una intervención quirúrgica tradicional.