Con la Lomce en la mano, la última Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), vigente desde 2008, reunirá entre los días 8 y 10 de junio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a cerca de 5.000 estudiantes (4.983), de los cuales 537 se presentan únicamente a la parte específica, para subir nota, un 15% más que en 2015.

"El número de alumnos que van a la fase general es un poco superior a la del año pasado, pero donde mayor incremento se nota es en el específica con alrededor de un 15%. Son alumnos de FP o que va sólo para subir nota, bien porque se le ha caducado -la específica tiene una validez de dos años-, o bien porque habiéndose presentado el pasado curso, este año necesitan más nota", afirmó ayer Nicolás Díaz de Lezcano, vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad de la ULPGC, que también apuntó un incremento importante en la PAU de junio de alumnos con necesidades educativas especiales, que rondará los 90 matriculados. "Esto es un indicativo de normalidad en el acceso de estos colectivos a la universidad, dado que se establecen criterios objetivos para que accedan en iguales condiciones al resto de sus compañeros".

En Canarias, se llevará a cabo el mismo examen, a la misma hora, de forma sincronizada en las dos universidades públicas. En el Archipiélago se matricularon en la PAU 8.500 alumnos, 4.235 por parte de la Universidad de La Laguna, de los cuales 3.797 se presentarán a la fase general y 438 a la específica. En la ULPGC, se examinarán 364 alumnos en Fuerteventura, 553 en Lanzarote, 2.014 en Las Palmas de Gran Canaria, 373 en la zona norte de Gran Canaria, 710 en la zona sur de la Isla y 432 en Telde.

El vicerrector de Estudiantes de la ULPGC afirmó que la prueba, en la que participarán cerca de 250 profesores, tanto de la Universidad como de los centros de Secundaria, se llevará a cabo bajo el mismo sistema de los últimos años, con el mismo modelo de examen, de criterios de corrección, asignaturas... "Otra cosa es lo que pase a partir del curso que viene pero eso está aún por determinar. La idea es que se asemeje bastante a la actual PAU pero todavía el Ministerio la tiene que desarrollar y en el momento político en el que estamos, todavía no ha salido nada".

De cara a los exámenes, que arrancan mañana, Díaz de Lezcano lanzó un mensaje de tranquilidad a los aspirantes. "Los índices de aprobado de la PAU son muy elevados, hay una perfecta coordinación entre los centros educativos y la universidad y los chicos llegan muy bien con las materias aprendidas, con la preparación del examen hecha, por lo que se recomienda tranquilidad. El aprobado supera el 94% en la convocatoria ordinaria de junio", insistió.

Un mensaje, sin embargo, que contrasta con el nerviosismo que viven la mayoría de alumnos que desde la semana pasada llenan las bibliotecas públicas de la capital, donde se preparan la PAU.

Es el caso de Catherina Dantes, alumna del IES Isabel de España, que quiere estudiar Enfermería. Su nota media es de 5,25 en bachillerato, por lo que sus planes pasan por estudiar en una universidad privada, dado que en la pública tiene difícil alcanzar la nota de corte. "Son días agobiantes, y se nota en el ambiente de la biblioteca, queda poco y estamos todos a piñón. Yo creo que por ser la última PAU va a ser más complicada de los normal, aunque aún así, la prefiero a la revalida esa que quieren poner el año que viene, seguro que va a ser más agobio. Nosotros tenemos muy claro como es la PAU, como son los exámenes y todo, pero la del año que viene no sabemos como será".

Elisa Vega, del IES Tomás Morales, también quiere estudiar Enfermería, pero en la ULPGC, y parte con un 8,25 de media. "La nota es alta, pero aún así veo la PAU muy difícil, estoy estudiando un montón y si no logro entrar aquí, espero hacerlo en la sede de Lanzarote o Fuerteventura. Pero son días de muchos nervios, hay gente con muy buenas notas y puede pasar de todo", apuntó.

Para Pedro Méndez, del IES Santa Brígida, su meta es superar el 12,2 que le exigen para estudiar Biotecnología, en Valencia. Parte con un 7,3. "Yo sé que si me esfuerzo lo puedo conseguir, pese al estrés que supone este examen".

Daniel Sánchez, del Colegio de los Salecianos, quiere estudiar Física y Matemáticas en Madrid. Necesita un 13,45, aunque en bachillerato sacó un 10 de media, por lo que confía en alcanzarlo. No obstante, no es muy partidario, ni de la actual PAU ni de lo que está por venir. "Evaluar el futuro de un alumno en dos días, me parece que está mal planteado, priorizan el memorizar lo dado durante todo el curso en lugar de aplicar el razonamiento que es lo que debería hacerse".

Quien está más tranquila es Carla Hernández, del IES Tomás Morales, dado que cuenta con una media de 7 y para estudiar Relaciones Laborales y Recursos Humanos no necesita más de un 5, aún así "en estos últimos días le estoy echando más tiempo a los estudios, cuatro o cinco horas al día".

Sara Cabrera, del IES Los Tarajales, quiere estudiar Trabajo Social. Sacó 7,75 y necesita un 7,8. "Yo creo que lo voy a conseguir, pero nunca se sabe, hay que estudiar", afirmó al tiempo que reconoció sentirse feliz por haberle tocado la PAU, "aunque no creo que sea un examen necesario, es más de lo mismo y encima te puede bajar la nota, lo cierto es que lo que se avecina va a ser mucho peor, nosotros hemos tenido suerte".

Borja Álvarez, del IES Politécnico, tiene un 9 de media y quiere estudiar el doble grado de Ingeniería Informática y ADE, para lo que necesita superar el 10, 2. "Mi meta es sacar la nota, y para eso le dedico una media de ocho horas al día a los estudios", afirmó. A diferencia de Sara, él si ve necesaria la PAU, "porque todos los institutos no tienen el mismo nivel, y en los más fáciles la gente puede tener más nota que en los más difíciles, y la PAU es para equilibrar", subrayó.

A espera de que se defina el nuevo panorama político, lo cierto es que la desaparición de la PAU no parece estar tan clara. El propio viceconsejero de Educación del Gobierno de Canarias, Juan Manuel Santana, apuesta porque esta prueba siga vigente, y pidió ayer al nuevo Gobierno que se configure tras las elecciones generales del 26 de junio, que atienda las reivindicaciones de las comunidades autónomas y modifique el acceso a la universidad previsto en la Lomce.

"Esta convocatoria, que será la última de la PAU, es una prueba ya tradicional y la población la tiene aceptada", indicó Santana, al tiempo que rechazó la propuesta de la Lomce de vincular la prueba de acceso a la universidad con el título de bachillerato, como así lo han evidenciado en la mesa sectorial de educación.