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Entrevista a Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado

"El poder político ha colonizado las instituciones que lo debían controlar"

"Me parece que ha habido un exceso de confianza por parte de la ciudadanía hacia las instituciones políticas", asegura la abogada del Estado

La jurista Elisa de la Nuez, ayer, en la capital grancanaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cómo nace la iniciativa de reconvertir los contenidos del blog Hay derecho

La historia de este libro comienza con el blog Hay derecho, que nace hace cinco años y medio de las preocupaciones de un grupo de juristas que identificábamos cosas que no nos gustaban en este ámbito y que pensábamos que había que denunciar. Lo más interesante es que enseguida vimos que había mucha gente muy interesada en lo que decíamos y nos encontramos con un éxito que no esperábamos. Y como sigue siendo un blog bastante leído, nos llamaron de la editorial Península para pedirnos que hiciéramos un libro, que trata básicamente sobre los problemas que tienen las instituciones y el Estado de Derecho en España, pero con un enfoque divulgativo. La idea es intentar concienciar a la ciudadanía de lo que supone tener unas instituciones débiles, unas leyes que no se cumplen o una administración de justicia poco eficiente.

¿Por qué deciden publicarlo bajo un seudónimo colectivo?

Se debe a que somos cinco autores y fue la propia editorial la que nos sugirió que usáramos un seudónimo de nuestro gusto. Entonces, elegimos el nombre del bachiller de El Quijote, Sansón Carrasco, porque este personaje es licenciado en Derecho, al igual que nosotros cinco.

Dice que el Estado de derecho atraviesa una situación "delicada" en España, ¿a qué se debe?

Nosotros pensamos que se dan muchas cuestiones por las que se ha llegado a esta situación pero, sobre todo, creo que ha habido un exceso de confianza por parte de la ciudadanía, sobre todo, hacia la clase política y sus instituciones. Por lo tanto, se ha perdido un poco de esa presión que consideramos que es necesaria para exigir ajustes de cuentas, y que las leyes se cumplan, que las sentencias se cumplan. Quizás ha habido una cierta dejación de funciones por parte de la ciudadanía y, en paralelo, sobre todo, durante la época de la burbuja inmobiliaria, se dieron ciertos abusos por parte de la clase política y de otros poderes cercanos a la clase política. Y ese círculo vicioso se ha afianzado.

¿Cree que la ciudadanía es la responsable de esa falta de democracia?

Está claro que la responsabilidad siempre la tiene quien tiene el poder. Pero lo que quiero decir es que, en general, los ciudadanos nos hemos desentendido demasiado del funcionamiento de nuestra instituciones y de nuestras leyes. Y eso es malo porque los gobernantes pueden tener la sensación de que realmente no nos importa, lo cual, de alguna manera, equivale a una cierta invitación a la impunidad, de que pueden hacer lo que quieran y que eso no va a pasarles factura. En ese sentido sí creo que puedo hablar de una falta de responsabilidad en la ciudadanía, si bien la mayor responsabilidad la tiene siempre quien ostenta el poder.

Pero existe un sentimiento creciente de malestar e indignación en España. ¿Es positivo o carecemos de herramientas para promover un cambio?

Sin duda, es positivo. En ese sentido, creo que hay una mayor conciencia por parte de los ciudadanos en lo que respecta al débil funcionando de nuestro entramado institucional, cuyos responsables no están a la altura de lo que se espera. A mi modo de ver, casos como el de las preferentes, el caso Bankia o tantísimos otros que hemos visto de corrupción, han hecho que los ciudadanos se den cuenta de que realmente tenemos muchos déficits en los mecanismos actuales de nuestras instituciones, nuestros tribunales y nuestra clase política. Por supuesto, esa concienciación es buena, pero lo importante ahora es encontrar las soluciones para que se produzca un cambio.

¿Qué canales o vehículos de cambio plantean en el libro?

Para nosotros hay varios aspectos que son muy importantes y, quizás, el más importante -aunque difícil de conseguir- es que los partidos políticos salgan de aquellas instituciones que han invadido y que son, en primer lugar, el poder judicial, pero también muchas instituciones de supervisión y de control, como pueden ser por ejemplo el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas o los medios de comunicación. Creo que se da una situación en la que los poderes políticos han colonizado las instituciones que, a su vez, los tenían que controlar. Otra reflexión que hacemos en el libro es la propia desprofesionalización de las administraciones públicas, en la medida en que también han sido totalmente politizadas u ocupadas por los partidos políticos, sobre todo, en su esfera directiva, lo cual es aún más grave. Este fenómeno general hace que, al final, el sistema de contrapesos y de limitaciones al poder que tiene que existir en toda democracia no funcione adecuadamente en España.

¿Cuál es la posición de España, como Estado de derecho, en el contexto internacional?

Nosotros siempre decimos que España está en una posición intermedia; no estamos entre los mejores países, pero tampoco estamos entre los peores estados de derecho. Yo creo que tenemos que ser conscientes de que lo mismo podemos mejorar, que empeorar. No obstante, debemos ser muy insistentes a la hora de exigir mejoras y de intentar alcanzar a aquellos países que funcionan mejor. Digamos que España se ha instalado en una situación de mediocridad y quizás debemos aspirar, por nuestro peso económico y por la posición que tenemos dentro de la Unión Europea, a estar entre los países de cabeza, y no conformarnos con una posición mediocre.

¿Ve posibilidades de redireccionar este escenario sociopolítico después del 26-J?

Me parece importante que todas estas cuestiones estén ya en la agenda de los partidos políticos, especialmente, de los nuevos. Claro, es importante ver cuáles son las soluciones que proponen, pero ya el hecho de que formen parte del debate electoral me parece, en sí mismo, positivo. Es verdad que yo estoy más de acuerdo con un tipo de soluciones que con otras, pero que estas reflexiones integren los programas políticos ya es buena señal. Ahora falta que se acierte con las medidas.

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