El papa Francisco visitó ayer dos residencias de sacerdotes en Roma, una con veinticinco curas ancianos y muy enfermos, como señal "eficaz de misericordia, atención y gratitud" a la comunidad eclesiástica. Este gesto se enmarca en 'los viernes de la misericordia', en que el Pontífice realiza una visita privada sin previo aviso una vez al mes hasta que concluya el año santo extraordinario. "El papa, con esta visita ha querido demostrar a cada uno de ellos su afecto y cordialidad".