El escritor Antonio Lozano recordó que hace 15 años se hablaba de invasión o de masa al referirse a los inmigrantes "y se diluía el drama urbano, por lo que quise abordar el individuo". Fue en ese momento cuando decidió escribir Me llamo Suleimán. "Veíamos a la gente llegar a las costas y creíamos que allí empezaba el viaje del emigrante", señala. Por este motivo el escritor se trasladó al desierto del Sáhara y las costas africanas. "En ese viaje se siguen quedando miles por el camino, enterrados en las arenas del desierto, o sepultado en las aguas del océano". Para el escritor es "otro de los dramas invisibles, de los que se quedan bloqueados o en una situación de vulnerabilidad absoluta, sobre todo de las mujeres en la explotación sexual. "Si nos damos cuenta de esa envergadura nos haremos preguntas de por qué hay seres humanos que emprenden un viaje de esas características".