La científica Carolyn Porco, que lidera el equipo de ciencia de imagen de la misión Cassini a la órbita de Saturno, opinó ayer que Encélado, una de las lunas de ese planeta, es el mejor lugar del sistema solar para volver a él y buscar vida. Además, destacó que la pequeña luna tiene un océano accesible y lo "único" que hay que hacer es obtener muestras para analizarla.

La experta reconoció que no será fácil pero "no hay otro sitio que hayamos descubierto hasta ahora en el que tengamos certeza de que haya agua, energía química disponible y material orgánico", entre otros materiales. Por ello cree que hay que volver a esa pequeña luna y analizar el material que expulsa y ver si todo lo que se sospecha acerca de si es un lugar habitable, es cierto o no.

Para Carolyn Porco encontrar vida en Encélado sería el "sumun", pues después de tanto intento por saber algo cuando finalmente se consigue es absolutamente fantástico", si bien reconoció que el sentimiento sería el mismo si se encontrase vida en otro lugar.

Lo que realmente se quiere saber es si esa vida es bioquímicamente similar a la de la Tierra o diferente y ambos paradigmas son una sospecha y sería un enorme descubrimiento, señaló Carolyn Porco, para quién algo así significaría que la vida no es un error, sino una característica "del Universo en el que vivimos".

Preguntada por el significado que para ella tienen ciencia y religión Carolyn Porco apuntó que se trata de dos aproximaciones al análisis de la información, de forma que la segunda supone recurrir al dogma y a los libros encantados, y que alienta a las personas a aceptar lo que las autoridades dicen acerca de algo.

La ciencia es completamente lo opuesto, de forma que alienta a la gente a aplicar estándares estrictos de análisis de cualquier cosa, de información, de problemas personales desde un punto de vista objetivo, y es la única forma de llegar a una respuesta verdadera para tomar una decisión adecuada, subrayó Carolyn Porco.

La científica también habló de la fotografía Un punto azul pálido, tomada en febrero de 1990 desde la sonda espacial Voyager 1 a unos 6.000 millones de kilómetros de la Tierra y en la que se ve el planeta como un punto de luz casi imperceptible. Comentó que su primera asignación profesional fue el proyecto Voyager y pensó que sería grandioso sacar una fotografía a la Tierra desde el satélite, por lo que se lo propuso a algunos colegas, los cuales le dijeron que no podía hacer sólo una fotografía sin más, y que debía tener una razón científica para hacerlo. Años más tarde se enteró de que Carl Sagan había propuesto la misma imagen, por lo que le escribió para sugerirle unir fuerzas, de forma que trabajaron juntos y con otras personas hasta que lograron el objetivo.

La experta Carolyn Porco reconoce que con esa fotografía no se logró algo científico, pero aprendieron a tener perspectiva y a cómo "somos o cómo se nos ve desde muy, muy lejos", y señaló que "no somos más" que un pequeño planeta".

Según Porco, ese era el mensaje que Carl Sagan quería dar con esa fotografía, y mostrar lo "insignificante que es nuestro planeta y que todo lo que ocurre en la historia humana ocurre en este pequeño punto del sistema". Por tanto, al final "todo depende de lo que podamos hacer por él," concluyó.