El desfile de Pride Barcelona, en el que participaron bajo un calor asfixiante unas 25.000 personas según la Guardia Urbana, se convirtió ayer en una gran fiesta colorista y musical en la que se ha reivindicado que se normalice la transexualidad.

Una veintena de carrozas participaron en el desfile, que arrancó en la plaza de España, discurrió por el Parallel, y ha terminó en el Moll de la Fusta, donde la primera mossa d'esquadra transexual, Marta Reina, y el activista transexual Damián Díaz leyeron un manifiesto contra la visión distorsionada que todavía tiene mucha gente.

En el manifiesto se defendió la diversidad "porque es lo que enriquece a nuestra sociedad y no hay que ocultarla", se reclamó un nuevo protocolo de atención a personas trans basado en los Derechos Humanos, que se revise la Ley de Identidad de Género para acceder al nombre deseado, y libertad para escoger nombres y sexo en los documentos oficiales.

También se pidieron protocolos en centros educativos para combatir la LGTBIfobia, el acoso y la exclusión de cualquier persona por razones de identidad de género u orientación sexual, y que los trans migrados que llegan huyendo de amenazas y discriminación tengan los mismos derechos.