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Ciencia

El clima perturba la vida en el mar

Un investigador de la ULPGC participa en un estudio internacional realizado en Australia sobre el impacto del calentamiento global en los ecosistemas oceánicos de aguas templadas

Fernando Tuya en la sede del Parque Científico Tecnológico Marino de la ULPGC en Taliarte. SANTI BLANCO

Las olas de calor, que se han disparado en las últimas décadas como consecuencia del cambio climático, están rompiendo las barreras biogeográficas establecidas en los océanos, o lo que es lo mismo, las fronteras en el medio marino que separan las comunidades de aguas cálidas de otras de aguas templadas. Una de las principales consecuencias de este fenómeno es la migración de organismos que viven en aguas cálidas a zonas más frías y, por tanto, la tropicalización de la fauna marina.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio internacional llevado a cabo en 2.000 kilómetros de costa australiana, sobre el impacto del clima en los ecosistemas marinos de zonas de aguas templadas, en el que ha participado el investigador del Departamento de Biología y del Instituto Universitario EcoAqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Fernando Tuya, junto con científicos de la Universidad de Western en Australia, y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

"Las olas de calor, que se han disparado en las últimas décadas, producen un fenómeno que se denomina tropicalización. Las comunidades de aguas templadas, caracterizadas por algas pardas de gran porte y toda una serie de fauna vertebrada e invertebrada típica de esas aguas, se ven reemplazada por fauna de origen tropical de aguas cálidas", indicó Tuya.

El investigador de la ULPGC apuntó que las comunidades tropicales se establecen en el nuevo hábitat, no desaparecen cuando cambian las condiciones ambientales que favorecen dicha migración, y las especies de agua templada no recuperan el territorio perdido.

"Esto es una prueba fehaciente de las consecuencias del cambio climático en los océanos, más importante que las tendencias graduales en cambios de temperatura que, es como hasta ahora se han apreciado los efectos del calentamiento global. Los eventos discretos, puntuales, en este caso vinculados a una ola de calor, son más importantes porque afectan a la distribución de la vida marina".

El doctor Tuya informó que en este nuevo escenario de tropicalización, hay ganadores y perdedores. "Especies como las algas pardas de gran porte, que se denominan kelp, desaparecen al igual que otras de aguas templadas a las que les gusta el agua fría; y sin embargo aparecen otras de inclinación más tropical, como pueden ser algún tipo de coral, peces herbívoros o peces invertebrados que tienen una mayor afinidad con aguas cálidas".

Donde más se miden las consecuencias de dicho cambio es en el contexto socio-económico del país. En este sentido, Fernando Tuya puso como ejemplo la importante pesquería vinculada a la langosta, especie de aguas templadas, que hay en Australia. "Si el ecosistema de la langosta se ve depauperado, esta pesquería se puede ver afectada. Por tanto, un reemplazo natural puede tener implicaciones importantes en las actividades socioeconómicas de la zona", subrayó el investigador de EcoAqua.

En la costa australiana, todo el ecosistema se fundamenta en las algas pardas de gran porte, los bosques de kelp, que son el sustento, la base de toda la cadena trófica y el estudio demuestra que dichas algas se han visto desplazadas. "Son unas algas muy grandes, una especie de selva debajo del mar que, en el caso de Australia llegan hasta dos metros de altura, mientras que en California o Sudamérica pueden llegar a los 30 metros de altura", indicó.

Tuya trabaja actualmente en el análisis del efecto de las perturbaciones, tanto naturales como antrópicas (por acción del hombre), sobre las denominadas especies fundadoras, que son las que crean la base para los ecosistemas marinos, y que son fundamentalmente las fanerógamas marinas, las sebas, y las macroalgas. "Estudiamos como esa dinámica de procesos tanto naturales como antrópicos afectan a su fisiología, biología, ecología y a toda la fauna que vive asociada".

Otra de sus líneas de investigación se centra en los cambios en el funcionamiento de los sebadales marinos a lo largo de todo su rango de distribución. En el caso de la seba, se distribuye por todo el Mediterráneo y desde el sur de Portugal hasta Senegal, y una de las cosas que estudian es como su comportamiento varía a lo largo de grandes escalas biogeográficas. "Esto es importante porque las acciones de conservación que podemos implementar para una especie no tienen que ser las mismas en las diferentes regiones biogeográficas. Por ejemplo, en Canarias sabemos que la seba es mucho más vulnerable a impactos antrópicos que en el Mediterráneo, por tanto allí no tenemos que ser tan escrupulosos con las medidas de conservación o protección de esta planta, pero sí en Canarias porque es mucho más sensible a cualquier tipo de impacto o actividad humana", concluyó.

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