Los aficionados al Pokémon Go (juego para móviles en el que el jugador debe capturar pequeños monstruos en el mundo real) acudieron al Arco del Triunfo de Barcelona, desde donde se dirigieron al parque de la Ciutadella para cazar con su móvil las codiciadas piezas de este juego, convertido en moda global. Pese a que la Guardia Urbana de Barcelona toleró que los aficionados participaran en la quedada, los agentes levantaron acta para sancionar a los organizadores, porque no habían pedido el permiso requerido para celebrar un evento de estas características y porque cobraban dos euros a cada uno de los participantes. Los organizadores alegaron que no tenían afán de lucro, sino que cobraban para sufragar los trofeos para premiar a los participantes que se hagan con las piezas de Pokémon más buscadas.

La Policía Local de Sevilla impidió la celebración de una quedada multitudinaria en la plaza de España como punto de partida. La iniciativa, convocada para las 12.00 horas, pretendía ser la primera gran cita en la capital hispalense para los seguidores del juego, aunque no llegó a celebrarse, entre otras cosas, porque pretendía utilizar un conjunto monumental, como es la plaza de España, para servir de cita, lo que además va incluso contra las reglas del propio juego Pokémon Go. Este tipo de actividades en sitios emblemáticos necesitan un permiso especial.

El éxito de Pokémon Go "ha trascendido a la simple nostalgia" de una generación por este icono, explica el profesor del máster en Diseño de Videojuegos de la Universidad de La Rioja, Miguel Paniagua.