En los años 90 se atendían en el Hospital Nuestra Señora del Pino unos 150 casos de tuberculosis al año. Actualmente se tratan entre 40 y 50 pacientes en el Hospital Doctor Negrín. Este descenso se debe principalmente a la mejora de las condiciones socioeconómicas y del sistema sanitario, al control de la enfermedad y del sida, que también ha bajado notablemente en los países desarrollados.

Se trata de una enfermedad que se contagia por la tos y está vinculada tradicionalmente a situaciones de pobreza y hacinamiento. Por eso suele golpear a los segmentos sociales más bajos, como personas sin recursos, indigentes o drogadictos. En general, son individuos de mediana edad, pero se empiezan a ver también personas más mayores.

"A día de hoy en nuestro país se muere poca gente de tuberculosis, pero todavía hay casos. La mayoría de los que fallecen son diagnosticados muy tarde y están muy poco integrados socialmente", apunta José Antonio Caminero, responsable de la Unidad de Tuberculosis del Hospital Doctor Negrín.

El neumólogo subraya que se trata de un patología muy ligada a la pobreza. "Cuantas más personas vivan en un domicilio, más se pueden contagiar. Cuando las condiciones socioeconómicas de una región mejoran, se reduce el número de personas en las casas, por lo que se contagian menos", añade el especialista que apunta que la también la desnutrición influye en que las defensas bajen y pueda aparecer la enfermedad.