Los 80 están de vuelta. Moda o burbuja, la cuestión es un hecho. Se ve en la ropa, se disfruta (o se sufre) en el cine, se siente en la música y se proyecta en los videojuegos. Adidas y Puma hacen negocio al desempolvar modelos como Stan Smith, Gazelle, Court o Boris Becker. Hollywood hace caja con el remake de Cazafantasmas hace cuentas con el posible regreso de Los Goonies y Netflix engancha a la masa con la serie Stranger Things. Bunbury tira y abusa del repertorio de Héroes del Silencio en su última gira para alegría de los más nostálgicos. Y, en medio de ese ataque de melancolía, Nintendo y Sega han decidido recuperar sus consolas NES y Mega Drive para resucitar joyas como Donkey Kong, Sonic, Super Mario Bros., Mortal Kombat, The Legend of Zelda o Golden Axe.

El furor ochentero es más que una ola; es un negocio que explota el poder adquisitivo de los hijos del último babyboom, una generación que ronda entre los 35 y los 40 años y que, a través de una serie de elementos -cine, música, televisión o videojuegos-, ahora tiene acceso a multitud de buenos recuerdos de su infancia.

La Abadía del Crimen

En los últimos años ese esplendor también ha desembarcado en el género arcade. Hace unos meses, Manuel Pazos y Daniel Celemín firmaron un remake de La Abadía del Crimen, el videojuego español con más tirón internacional en la década de los años 80. Basado en la novela El nombre de la Rosa, los seguidores de las aventuras de Adso de Melk se reencontraron con un juego en ocho bits que marcó a una generación entera.

Ahora, treinta años después del auge de las consolas en España, Nintendo y Sega se han lanzado al mercado en busca de nostálgicos. Al alza después del impulso provocado por Pokémon Go, Nintendo pondrá a la venta -a partir de noviembre- una versión mini de la NES (Nintendo Entertainment System), un aparato de ocho bits que arrasó en los 80 -en mercados de segunda mano se paga entre 150 y 200 euros por las originales- y que ahora saldrá a la venta con un tamaño más pequeño, con 30 juegos instalados en su memoria -históricos como Super Mario Bros., PAC-MAN, The Legend of Zelda o Donkey Kong- y un precio de 60 euros.

El gran rival de Nintendo en los 80 fue otra compañía japonesa: Sega, que resistió al empuje inicial de la competencia a lomos de NES con el aparato Master System 2 y que reventó el mercado con la Mega Drive de 16 bits.

Nuevo fabricante

Ahora, de la mano de AtGames -tras el fracaso de Dreamcast, dejó de fabricar consolas y basó su negocio en la programación-, la Mega Drive vuelve al ruedo -para conmemorar el 25 aniversario de Sonic- en dos versiones: una mini y otra portátil. Junto con el aparato, que se pondrá a la venta en octubre, se podrán adquirir 80 juegos -con dos controles, cables de conexión, un adaptador de cartuchos y una ranura SD para ampliar el catálogo-.

El pulso pixelado entre Sonic y Mario está servido.