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Entrevista a Pablo Solarz

"Los técnicos canarios están al mismo nivel que los extranjeros"

"Mis abuelos son polacos, salieron por el Holocausto y yo crecí con rechazo hacia la palabra Polonia", asegura el director y guionista de cine

Pablo Solarz, junto a Ángela Molina, en el rodaje del hotel Madrid. SABRINA CEBALLOS

El último traje es su segunda película como director tras debutar con Juntos para siempre (2011) y tras una carrera importante como guionista. ¿Este paso a la dirección fue siempre su objetivo o se convirtió en necesidad tras ser guionista?

Era el objetivo primero y ha ocurrido de manera bastante natural también, porque para dirigir una película hay que estar sólido y preparado. Bueno, yo no lo estoy, pero es natural que empiece a dirigir después de tantos años de trabajar como escritor, viniendo del teatro y de la dirección de actores, y la actuación. En algún momento había que empezar. Comencé Juntos para siempre en 2009 y esta es la segunda. Espero que no hayan de pasar otros seis años para la tercera.

¿Tiene esta película o su obra esa base del neorrealismo argentino que se percibe desde que escribió Historias mínimas?

No sé. Yo creo que esta es mejor. Esta película es una tragicomedia. En realidad es una película de viaje. Argentina y española, sobre todo. También sucede en Polonia, en Alemania y Francia.

¿Dónde está la frontera entre la ficción y lo real, porque he leído que está basado en experiencias de su familia y emigrados europeos tras la II Guerra Mundial?

Se ha basado en muchas historias distintas que he escuchado a lo largo de mi vida y que se me han unido en esta película, como si fuera una mezcla de varias historias que escuché, que leí o que estudié. Además, está vinculada a mi familia en términos de mundo. No tanto en la trama porque mis abuelos son polacos y yo crecí con el silencio y la palabra Polonia medio dicha entre dientes, porque no era agradable. Había mucho rechazo, porque se consideraba que eran todos antisemitas. Y bueno... Por suerte tuve la oportunidad de meterme a fondo con el tema con esta película y darme cuenta de que Polonia también es un país maravilloso. Hemos conocido nuevos compañeros y compañeras y gente que trabaja muy seria y firmemente para ir hacia lugares buenos.

¿Cómo ha decidido abordar el Holocausto, al ser un asunto histórico tan trágico y tantas veces abordado en el cine?

Realmente la película no cuenta el Holocausto. Sucede en nuestros días y el hecho de que el personaje sea un superviviente nos hace meternos con el tema necesariamente. Pero lo película empieza y termina en nuestros días. Cuenta la historia de un sobreviviente del holocausto que después de 70 años vuelve a su ciudad natal de Polonia, para ver si encuentra a una persona. Entonces, toca el Holocausto desde esa perspectiva, de la condición de sobreviviente del personaje principal.

Hubo un tiempo en que se le encasilló como guionista de comedias románticas, pero usted aseguró en una entrevista que le interesan todos los géneros. ¿Coinciden conceptos tan distantes como tragedia y comedia?

La tragedia y la comedia son dos géneros y la tragicomedia, para mí y para otros narradores, es también otro género. Puede que la palabra confunda un poco. No pasa tanto por el hecho de hacer llorar o reír. Todas las historias, si son buenas, hacen llorar y hacen reír. La tragicomedia se plantea casi como un viaje iniciático, de aventura, de una historia donde simbólicamente hay un protagonista que tiene que crecer, que tiene que madurar y tiene que conectarse con sus emociones y sentimientos.

Canarias está haciendo una apuesta por atraer rodajes a través de incentivos fiscales. ¿Cómo lo analizan? ¿Debe ir acompañado por una apuesta por el profesional local?

Yo los admiro mucho porque hacen que vengan producciones a Canarias a rodar. Para nosotros es muy bueno, porque es un lugar muy agradable, ameno, solidario y cómodo para trabajar. Y supongo que también es bueno para los canarios porque significa que hay una industria de cine.

Ustedes, con Tornasol, han apostado por una presencia importante de técnicos canarios en su equipo. ¿Cómo está siendo la experiencia con ellos?

Yo vine tres veces a la Islas y siempre he visto que hay varias producciones en marcha. Así que, desde esta perspectiva, sí parece que haya industria. Sobre los técnicos canarios, la verdad es que yo no podría hacer distinciones. Siempre hay lugar para aprender, como nos pasa a todos, pero yo no veo ninguna diferencia entre los profesionales canarios que tenemos aquí con los que encuentro en otros países o ciudades. Creo que hay mucho camino hecho. Tengo compañeros trabajando en la película con un nivel de profesionalismo y efectividad notable. Están al mismo nivel que los que son de aquí, así que me siento muy cómodo y agradecido, porque estén haciendo esto. Y me parece muy inteligente además. Porque es trabajo para muchos.

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