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Tecnología

Once videojuegos en tiempo récord

La Ludum Dare reunió el viernes pasado a 54 jóvenes en Infecar ante el reto de crear programas en solo 60 horas

Uno de los equipos participantes presenta un juego con Paco, el ejecutivo, como protagonista. ANDRÉS CRUZ

Pasadas las 17 horas, antes incluso de que finalizará el tiempo estipulado inicialmente, comenzó la presentación de los videojuegos creados en 60 horas de la Ludum Dare, que se celebró este pasado fin de semana en el Edificio Incube de Infecar. Cinco jóvenes se posicionan delante de una gran pantalla. No hay pánico. Tras dos días entregados a la titánica tarea, son todos grandes amigos. Steam Punk Revival se presenta en sociedad. Aparece una niña, rifle en mano, vestida al modo de los primeros peregrinos de Norteamérica. Comienza la acción y los disparos. La protagonista se defiende de una horda de robots asesinos que no dejan de acosarla en una biblioteca. La lógica del Ludum ha quedado al descubierto. Todo vale. "Nos lo hemos pasado extremadamente bien a pesar del sueño, el cansancio y el dolor de cabeza y, al final, hemos podido acabar un producto que creemos viable", resume ante el resto uno de los creadores.

La industria del videojuego sigue su escalada imparable tras superar en ingresos al cine y la música y se sitúa como uno de los sectores profesionales con mayor proyección en el mercado internacional. Los jóvenes que antes escuchaban eso de: "deja de perder el tiempo con la maquinita", tienen ahora la sartén por el mango y se posicionan como los nuevos creadores en el negocio del ocio. Ante la demanda, la escuela de Ingeniería Informática de la ULPGC ofrece desde hace dos cursos, el primer postgrado de Canarias para la formación de diseñadores y programadores y propuestas como la Ludum Dare, un evento en el que colabora la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria, con tres citas anuales, ganan infinidad de adeptos. Pero esto no es un encuentro del tipo gamer, en el que los usuarios compiten con juegos ya creados. La Ludum Dare es un reto formativo: el de fabricar un videojuego en un máximo de 60 horas y por un equipo reunido por sorteo y que no se conocen.

Bajo este principio se reúnen desde hace 13 años, miles de personas en el mundo, apasionados de los videojuegos y de sus tres principales áreas profesionales: el de la programación, el arte y la música. Pero aquí no existe la competencia. No hay ganador, porque el premio consiste en el hecho de crear un juego y la intensa experiencia de conocer y compartir el reto con personas con los mismos intereses. En esta ocasión, 11 equipos lograron finalizar el desafío.

Patricio Romero es uno de ellos. Este estudiante ecuatoriano reconoce estar viviendo un sueño, tras formar parte de la segunda promoción del postgrado de la ULPGC, donde hace unos meses presentó The Owl, un survival de terror inspirado en clásicos del género como Silent Hill, Resident Evil o Amnesia. "Esto es lo que uno quiere hacer de por vida y estamos en el camino de aprender y conocer a la gente necesaria para cumplir el sueño", valoró Patricio, además de señalar, el valor del compañerismo y buen ambiente de la convivencia durante los tres días que dura el evento. "Aqui todo va muy rápido. En pocos minutos tienes que decidir lo que vas a hacer y como vas a desarrollar la idea. Trabajas bajo presión, pero es lo que nos gusta y te implicas en lo tuyo y en ayudar al resto para crecer como grupo y en lo personal", señala. En esta ocasión ha creado, junto al resto de su equipo, una "defensa planetaria", al estilo de Tower Defense. "Es un poco experimento porque intentamos salirnos de las normas y crear algo nuevo", añadió antes de explicar que el primer día esperaron hasta las dos de la mañana, momento en que se conectó con la competición internacional, para conocer el tema común para todos los eventos. Este año va sobre la tecnología antigua y, por eso, su juego se llama Amish Paradise.

El resto de juegos aparecen poco a poco en la gran pantalla, con un surtido de nombres como: Retro Revenge, Guerra de corrientes, Flash Alien, Half Slave, Mazmorra de Babel o Forge of Vulcanus.

Adrián Rivero Pérez es uno de los organizadores de la Ludum. Este explica que los grupos cuentan con expertos o mentores para que les guíen en el proceso creador y se utiliza un motor de videojuegos llamado Unity, y herramientas de dibujo usuales. "Los roles principales son programación, arte visual en 2-D o 3-D y arte sonoro para los efectos y la banda sonora", apunta. "Es un proyecto difícil pero nosotros le damos mucha importancia a la formación, puesto que muchos se quieren dedicar a esto". Este año han ampliado el espectro para incluir alumnos de 16 años de edad.

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